CANDÁS EN LA MEMORIA -Febrero 2019 REVISTA CANDÁS EN LA MEMORIA -febrero | Page 13
FIDELIO PONCE DE LEÓN uno de
los pintores de mas renombre de
Cuba
No tuvo precedentes en la
pintura cubana, y su mayor
desafío fue pintar como él
quería, a partir de las propias
convicciones.
Mabel Guerra García
Camagüey, Cuba. – Aun cuando ingresó a la
Escuela de Pintura de San Alejandro de La Ha-
bana en 1916, la abandonó más tarde para crear
un arte nuevo, en oposición al academicismo
imperante en las artes plásticas de la isla.
Por entonces la academia cubana estaba tan
apegada al Viejo Continente como ajena a la
expresividad de la cultura insular.
Para Fidelio Ponce de León Henner, nacido en
1895 y muerto en 1949, no existían más com-
promisos que los de su ética ante la creación.
Consideraba el pintor que la validez del arte
estaba en el creador y no en la naturaleza.
Opinaba que un artista no podía conformarse
con copiar la realidad por virtuosa que fuera la
técnica.
De esa manera se rehusó a la riqueza de tonal-
idades y formas, a la facilidad tropical, porque
su ingenio estaba en lograr incrustarles el alma
a sus pinturas. No por casualidad, su creación
es un consenso del blanco y colores ocres, de
tristeza y luz.
Con la sensibilidad que lo caracterizó, Ponce
creó imágenes raras, abatidas, místicas, origi-
nales, pero geniales, bellas, que hicieron de él
un pintor vanguardista. En sus cuadros supo
traducir el sufrimiento y la desesperanza de un
país en decadencia.
Fue un tipo de pintor que, como afirmara el
crítico Guy Pérez, creaba “por pintar como ob-
ligado por un sino fatídico ciego a todo paisa-
je, sordo a toda palabra, capaz de sacar de su
entraña un mundo inmenso y completo”.
Así, espontáneo, henchido, aquel hombre del-
gado, de nariz grotesca, con sombrero grande,
cubriéndole la frente como si se escondiera del
sol, sumergido en un mundo de sombras, llevó
-tras abandonar la Academia- una vida nómada,
huraña y solitaria, en la que no faltó el alcohol.
Apuntan que el dolor y la incomprensión hici-
eron de Alfredo Ramón de la Paz Fuentes Pons
-su nombre verdadero-, este hombre. La infancia
del pintor, nacido en la ciudad de Camagüey
en enero de 1895, transcurrió en medio de una
fuerte efervescencia en el orden económico y
político del país, y de una conservadora y tradi-
cional familia camagüeyana, heredera del más
auténtico catolicismo en Cuba.
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