CAMPEONATO DEL MUNDO FILIPINAS 1978
Las dos canchas elegidas son la cara y la cruz del país; el lujo y la pobreza, lo moderno y lo
arcaico. El Rizal Memorial Stadium, en pleno centro de la ciudad, cuenta con una capacidad de
10.000 personas pero carece de aire acondicionado, algo indispensable para que jugadores y
espectadores puedan soportar el bochornoso ambiente. Además, la condensación por el calor es
tan grande que la pista tiene que ser secada en cada jugada para evitar lesiones. Por su parte, el
Arena Coliseum, propiedad de un multimillonario de la zona apellidado Araneta, no tiene nada
que envidiar a las mejores canchas del mundo; dotada con aire acondicionado, puede albergar a
25.000 espectadores por lo que rápidamente la FIBA decide que los encuentros más importantes
se disputen allí.
El otro problema que suscita la organización es el referido a las fechas (1 al 14 de octubre).
Los campeonatos europeos se encuentran en sus inicios y las federaciones deben suspenderlos
si quieren contar con los mejores jugadores. También afecta a la pésima selección que
representará a Estados Unidos, pues los mejores universitarios del país no parecen dispuestos a
perderse partidos y entrenamientos con sus equipos para acudir a disputar un torneo tampoco
valorado por sus paisanos.
CAMBIO DE FORMATO
Esta VIII edición del Mundial presenta una novedad significativa que tendrá gran éxito en el
futuro. Se respeta el formato de los tres grupos iniciales con la clasificación de los dos mejores
de cada grupo para la fase final y de los dos peores para la de consolación. Se mantiene la
convalidación de resultados de la primera fase, que se intuyó en la edición anterior, y la
incorporación a la lucha por las medallas del país anfitrión y el último campeón, pero tras la
disputa de la liguilla de todos contra todos se incorpora la novedad de unas eliminatorias finales
para establecer la clasificación definitiva.
Se enfrentan primero contra segundo para otorgar las medallas de oro y plata; tercero y cuarto, con
la medalla de bronce en juego; quinto contra sexto; y séptimo frente a octavo. Como veremos más
adelante, la casualidad -o el propio potencial de los equipos- quiso que el desenlace de los ocho
primeros puestos fuera el mismo tras la liguilla y después de la disputa de esas eliminatorias.
Sin embargo, la fórmula gusta y se mantendrá en las siguientes ediciones, dado que evita triples
empates y la posibilidad de llegar a la última jornada con todo decidido aunque en el fondo de la
cuestión se encuentran las necesidades televisivas. En efecto, la televisión ha irrumpido con fuerza
en el mundo del baloncesto y las audiencias quieren encuentros en los que la emoción esté
asegurada, y qué mejor que un partido a cara o cruz con título en juego.
Las eliminatorias en los diversos grupos no produjeron más sorpresa que una nueva decepción
protagonizada por Checoslovaquia, definitivamente alejada de los puestos importantes. En el
grupo A, Yugoslavia aplasta a Corea (105-69) y Senegal (121-85) pero sufre con un Canadá muy
crecido (105-95). Los norteamericanos a su vez, no tienen problemas para clasificarse por
delante de los flojísimos coreanos y senegaleses.
En el grupo B sirve para comprobar el regreso a la elite de Brasil, que presenta en sociedad a un
joven que dará que hablar: Oscar Schmidt Bezerra. Los brasileños comenzaron el torneo con una
orgía anotadora que se antoja irrepetible (154-97 ante China), pero sufrieron mucho (88-84) para
ganar a una Italia muy rejuvenecida y que pisaba fuerte en el panorama mundial con los Meneghin,
Marzoratti, Villalta, Bonamico... y que les acompañaría en la siguiente fase tras vencer a Puerto
Rico (93-80) y a los atribulados chinos (125-95).
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FUNDACIÓN PEDRO FERRÁNDIZ