CAMPEONATO DEL MUNDO PUERTO RICO 1974
Por último, Argentina y Filipinas rinden a un nivel muy inferior al de otros dos rivales.
Los sudamericanos estuvieron cerca de retirarse por el fallecimiento, un día antes de inaugurar
el Mundial, del Presidente de la República, Juan Domingo Perón, y los asiáticos se limitaron a
golpear rivales y encadenar paliza tras paliza, estas deportivas, lógicamente.
La emoción quedó reservada para el desarrollo del grupo C en el que Cuba, Canadá y
Checoslovaquia aspiraban con razón a ocupar las dos primeras plazas. Cuba, medalla de bronce
en Munich, recogía los frutos de la política deportiva del régimen comunista de Fidel Castro y era
un conjunto temible en el que brillaban Pedro Chappé, Ruperto y Tomas Herrera; Jack Donahue,
el “descubridor” de Lew Alcindor, entrenaba a Canadá, ausente en los últimos Juegos Olímpicos,
pero que contaba con James Russell, un alero estupendo, y el pívot Mark Hansen como
principales activos; por último, Checoslovaquia apuraba los últimos sorbos de talento de
Bobrovsky, Zidek, Brabenec o Zednicek.
Cuba impuso su mejor momento de juego pero con mas suerte que otra cosa, como indican sus
triunfos por ¡un punto! ante sus dos grandes rivales, mientras que la pujanza canadiense pudo
más que el letargo checo (83-75) en el duelo por dirimir el acompañante de los cubanos a la fase
final. Australia no tiene opción alguna de clasificarse pero se muestra como un rival incomodo y
nunca resulta vapuleado de la manera que centroafricanos y filipinos lo hacen en los otros
grupos.
TRIPLE EMPATE
Yugoslavia y Puerto Rico se unieron a los seis clasificados de la fase previa para comenzar la
disputa de las medallas. Los anfitriones apenas cuentan con posibilidades pese a su sexto
puesto en los Juegos de Munich y la presencia de los excelentes Héctor Blondet y Raymond
Dalmau, pero los yugoslavos son otra cosa... si no los máximos favoritos para el oro, si unos
serios aspirantes.
Entrenada por Mirko Novosel, la selección yugoslava unía a su condición de campeón mundial
vigente el máximo galardón europeo conseguido un año antes en Barcelona. Su pequeño desliz
olímpico en Munich, donde se quedaron sin subir al podio con un quinto puesto final, aconsejaba
emprender la renovación en torno a Cosic y Plecas. Así llegan al equipo Zoran Slavnic, Dragan
Kikanovic, Drazen Dalipagic, Mirza Delibasic y Zejko Jerkov, integrantes de la gran generación de
talentos yugoslavos que dictará numerosas e inolvidables lecciones de baloncesto en los años
siguientes.
Yugoslavia se presenta en sociedad ante Brasil en San Juan. Sus credenciales no pueden ser
más elocuentes: un claro 84-60. A las primeras de cambio los balcánicos despejaban dos dudas,
las suyas y las de sus rivales; ellos se encuentran preparados para repetir el título, pero que
nadie apueste por los hasta ahora seguros brasileños.
A las primeras de cambio las cosas comienzan a aclararse, Estados Unidos, Yugoslavia y la Unión
Soviética poseen fuerzas muy similares y entre ellos se repartirán las medallas. Faltaba
establecer el orden en el que subirían al podio.
Estados Unidos encadena cuatro cómodas victorias ante Puerto Rico (94-76), Canadá (115-94),
Cuba (83-70) y Brasil (103-83) que unidas a la lograda ante España en la primera fase les
permitirán llegar a los dos últimos encuentros con grandes posibilidades. Para entonces han
destapado sus virtudes y defectos, gran defensa presionante, buena transición y excelentes
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FUNDACIÓN PEDRO FERRÁNDIZ