BRUJULA TEOLOGICA SEPTIEMBRE 2017 | Page 23

es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Rm. 3:23-25).

El beneficio que nos llega como expresión graciosa de la justicia de Dios en Cristo, es la justificación. Esta es un acto legal por la cual el santo Dios declara a pecadores indignos justos y aceptables ante Él. “Más por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”(1 Cor. 1:30). La justificación se efectúa sobre la base justa de la ley de Dios, marco estructural y fundamental de la gracia. La justificación como expresión de su redención, nos llega por gracia, porque Cristo pagó el precio requerido. “Nos salvó, no por obras de justicia que hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tt. 3:5). Se constituye, además, en una decisión de la libre determinación soberana de Dios en cumplimiento estricto del decreto eterno de redención. Es decir, circunscrita fielmente a las demandas de la ley o exigencias de la justicia. “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”(Rm. 8:30).

2. EL MEDIADOR: CRISTO

Además, del marco teórico o estructural que nos da la ley, por el cual la justicia se hace evidente; dicho marco requiere que este bañado de gracia o de esperanza para sus beneficiarios. En tal sentido, podemos afirmar que la palabra de Dios, nos da el marco metodológico o de provisión mediante el cual podemos tener respuesta a las demandas exigentes y justas de la ley. Entonces ¿cuál es la gracia? La gracia es que la ley por sí misma, sólo nos muestra las demandas de la justicia celestial y las consecuencias y sentencias a los infractores. Pero Cristo que es el mediador perfecto, único y suficiente, nos da la certeza de ser juzgados por esa misma ley, pero con su obediencia perfecta.

Dicho de otra manera, la justicia verdadera nos llega mediante la obra mediadora, intercesora y vicaria de Cristo el Cordero de Dios. Él es la propiciación o provisión sustitutiva por los