BRUJULA TEOLOGICA SEPTIEMBRE 2017 | Page 16

divina y no dela justicia Divina, David, además en el Salmo 35:22-24 “Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí. 23 Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa. 24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío,” Una vez más el salmista en medio de las circunstancias clama a la justicia divina para ser librado del flagelo de sus enemigos, también, reflexiona sobre si, y se expone al justo juicio de Dios, sabiendo que del Señor recibiría su bondadosa ayuda. Capítulos más adelante David nos amplía el concepto de la justicia divina, Salmo 71:1-2 “En ti, oh Jehová, me he refugiado; No sea yo avergonzado jamás. 2 Socórreme y líbrame en tu justicia; Inclina tu oído y sálvame. Salmo 116:5 “Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios” Nos muestra a La justicia divina acompañada de la clemencia (compasivo) y la misericordia. Así pues la Justicia de Dios, podría decirse que obra de dos maneras, una defiende a sus hijos, los socorre con Piedad y misericordia y al mismo tiempo hace justicia a nuestros opresores, Por lo menos eso lo entendemos del pasaje de Salmo 103: 1-6 “Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; 4 El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; 5 El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. 6 Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia.”

El Profeta Daniel También tuvo su encuentro con la justicia Divina, en el capítulo 9 verso 16, leemos que “Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.” El profeta hace una distinción entre la justicia divina y la ira o furor de Dios, trata de apaciguar la ira con la justicia, las cuales provienen de una misma fuente.

Isaías también nos muestra su criterio personal sobre la justicia divina: Isaías 45:21 “Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.”