BRUJULA TEOLOGICA OCTUBRE DE 2017 | Page 8

considera “protestantismo” al sistema dogmático y práctico que documentaron los reformadores. Es decir, las doctrinas y prácticas que articularon como legado de la protesta o como reacción y denuncia a las doctrinas y prácticas censuradas.

Esta información es inexacta; porque los reformadores de esta época histórica, llamados por sus antagonistas “protestantes”; no se desviaron de la iglesia, ni se rebelaron contra la autoridad. El origen de su protesta fue, en razón que la iglesia estaba desviada y ellos llamaron al orden de volver a las escrituras y a la sujeción y proclamación de la verdad. Sólo desde una perspectiva correcta, podemos comprender porque los protestantes son protestantes y evitar seguir creyendo esta tendenciosa tergiversación. La pregunta pedagógica que teje este artículo es: ¿Protestan los protestantes? Miraremos tres aspectos de la protesta y seremos desafiados a retomar el carácter, contenido y naturaleza de la fe cristiana de forma coherente. ¡Es decir; protestar!

1. SU CARÁCTER HISTÓRICO

La iglesia del Señor Jesucristo; en esta era cristiana, comenzó a desviarse desde el primer siglo. Introdujo doctrinas no bíblicas y prácticas censuradas por las escrituras. Al apartarse de la verdad, vino el declive de la fe y la moral. Cristo dijo que todo aquello que se edifica sobre la roca, no se puede derrumbar jamás. “Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca” (Lc. 6:48). Cristo es la roca y fundamento de su iglesia. “Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Cor. 10:4). “Ni aun esta escritura habéis leído: ¿La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo?” (Mr. 12:10). No podemos confundir una iglesia pecadora con una iglesia apóstata. Ni creer que la iglesia debe ser impecable. Entender que los miembros de la iglesia son pecadores, nos permite confiar que la iglesia subsiste por la gracia de Dios y para su gloria.

A lo largo de la historia de la iglesia de Cristo, tenemos registros de verdaderos cristianos que contendieron ardientemente por la fe. Tal resistencia, les hizo acreedores de atropellos, desvíos y falsificaciones ejercidas por emperadores, religiosos y dictadores jerarcas de la iglesia. No obstante, muchos se atrevieron a levantar su voz de protesta con argumentos razonables y acciones legítimas de piedad. Tal es el caso del primer gran reformador de este periodo; el monje agustino alemán Martín Lutero (1483-1546). Él manifestó su desacuerdo contra el libertinaje del clero, el pago de indulgencias y la inmoralidad monástica. La forma en que lo hizo, fue publicando en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517 las 95 tesis o postulados. Una de las principales causas desencadenantes de estas tesis, es la descarada venta de indulgencias para recaudar dinero para la construcción de la basílica de san Pedro en Roma. Siendo uno de sus promotores más feroces, el fraile domínico, llamado Juan Tetzel.