de la Palabra de Dios. Pululan los apóstoles y profetas que dicen que para ser salvo y para recibir un favor de Dios se debe pagar una suma considerable de dinero. Tetzel era un simple aprendiz al lado de estos apóstoles y profetas modernos. (Y no me voy a referir a los cantantes, que son otro cuento).
Lutero también encontró en la biblia que “todos somos sacerdotes”, contrario a lo que predicaba la iglesia católica, en donde se enseñaba a venerar al clero y se exigía llamar “padre” desde el párroco hasta al papa. Esta exigencia tiene escondida una aberración de deseo por el poder y la manipulación. Por algo el Señor Jesucristo nos advirtió “Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” Mateo 23:9 LBLA. Esta es otra costumbre “sembrada” por los nuevos apóstoles y profetas, pues ellos se hacen llamar “papá” “padre” y a sus “súbditos” los llaman “hijos”. Conozco a varios de ellos y sé de que les estoy hablando.
Tenemos hasta aquí solo dos puntos álgidos que necesitan una intervención rápida y directa. Desde luego que existen muchos otros puntos a considerar: El dinero y el amor al dinero, la escatología, la justificación, la redención, la gracia y muchos otros que son divulgados por los medios de comunicación masiva social y ahora por las redes sociales. Aunque todos sabemos de las aberraciones del canal “enlace” de Costa Rica y de cómo ellos han sido los encargados de patrocinar a muchos de estos apóstoles y profetas modernos, nos ha faltado levantar una voz más enérgica.
La Reforma Protestante no acabó con el catolicismo. Pero abrió una posibilidad a regresar a la Escritura. Muchos se levantaron al lado y después de Martín Lutero para reforzar el redescubrimiento de las verdaderas doctrinas bíblicas. ¿Hasta cuándo se mantuvieron estos esfuerzos? Creo que todavía se mantienen, pero la voz de quienes luchamos contra la corrupción moderna de la iglesia es una voz muy queda, muy suave y se siente más como un murmullo. El valor de Lutero al fijar sus tesis en un lugar visible es un valor que necesitamos hoy. No podemos dejarnos amedrentar por quienes dicen que denunciar los errores de los nuevos apóstoles y profetas es una actitud anticristiana y falta de amor. Si Martín Lutero hubiera escuchado ese tipo de voces nunca se hubiera levantado como lo hizo.
Espero que desde este rincón apologético nunca falten las voces, los escritos en defensa de la sana doctrina. Por eso sostengo que hoy necesitamos una nueva reforma. La parte difícil es encontrar ese reformador que tanto necesitamos. Soy consciente de que tenemos algunos que se levantan, pero anhelo que griten, que no tengan temor a denunciar con nombre propio y decir exactamente cuáles son esas doctrinas que están llevando por el camino errado al cristianismo de hoy.