BRUJULA TEOLOGICA OCTUBRE DE 2017 | Page 21

es razonablemente bíblica y el contenido es correcto: ¡protesten! ¡No tengan temor, denuncien y anuncien! ¡Profesen y protesten! La profesión sin protesta es muerta y la protesta sin profesión es rebeldía. ¡Que el Señor nos ayude a vivir como protestantes que profesan piedad! Entonces: ¡a protestar… protestantes!

Reflexión pastoral

Pastor Ismael Quintero Rojas

17 de septiembre de 2017 – Bogotá D.C.

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad. Mat 7:22-23.

El término «Protestantismo» proviene de un hecho histórico puntual: la «protesta» que hicieron 6 príncipes alemanes en 1529, contra la Dieta de Espira, que «prohibía cualquier innovación religiosa (= mantener el catolicismo romano) en territorio alemán hasta tanto se convocase un Concilio ecuménico». Esta protesta se generó por aquellos que querían mantener los principios religiosos esbozados por Martín Lutero: sola fe, sola Scriptura, sola gratia; y que constituyen el eje de toda la problemática religiosa y eclesial del siglo XVI en Europa.

Un poco de historia del movimiento reformador

El término protestante es utilizado para referirse tanto a los grupos cristianos que se separaron de la Iglesia católica con la Reforma Protestante del siglo XVI, como a los desarrollos teológicos particulares de los reformadores y las iglesias resultantes de dicha Reforma (dentro de la cristiandad). El nombre protestantes se comenzó a utilizar respecto de los partidarios de las ideas luteranas de la Reforma en Alemania a raíz de su protesta y resistencia a los edictos imperiales que intentaban buscar la uniformidad religiosa de Alemania. Para otros, el apelativo se les atribuyó con ocasión que los príncipes que seguían a Martín Lutero protestaron por no poder asistir a la Dieta de Espira en 1529, apelando al futuro concilio. La doctrina luterana (algunos elementos centrales de las propuestas de Martín Lutero, además de en las 95 tesis del manifiesto colocado en la puerta de la iglesia de Wittenberg, se presentan en sus obras 'Catecismo Mayor' y 'Los artículos de Esmalkalda'), giraría en torno a la idea que la Biblia es la única autoridad en materia de fe para la Iglesia y en la necesidad absoluta de la gracia de Dios para que el hombre, mediante la sola fe en Cristo y el Evangelio, pueda ser salvado por Dios en un acto de conversión interior. Martin Lutero rechaza la autoridad del papa, las indulgencias, el purgatorio, el sacrificio incruento de la misa, la devoción a los santos, la intercesión de los santos difuntos, y el limbo este último eliminado por Benedicto XVI.

Alexis Esquivel