conocen. Por tanto, son protestantes que no protestan. Una gran tarea de la iglesia histórica es enseñar a estos cristianos la herencia histórica de la fe reformada, incluida su cosmovisión y moral bíblica. Desde esta perspectiva, la iglesia tiene una gran tarea y es reformar el cristianismo, para que sea acorde a la doctrina y fe bíblica. Y como es su origen y razón de ser ¡protesten… protestantes!
CONCLUSIÓN
Cuando hablamos de una iglesia protestante, nos referimos a un pueblo que protesta. Recordemos que la protesta no es sinónimo de rebeldía, subversión o filosofía ofensiva. La protesta es con las armas de la milicia que no son carnales. Es con la palabra y con el Espíritu. Además, debe tener la ética correcta y la piedad bíblica. De lo contrario es un címbalo que retiñe. Nosotros protestamos contra los que se rebelan a la verdad. Protestamos contra nosotros mismos, por nuestros pecados y anunciamos el camino de la esperanza que es Cristo. ¡Tal protesta es legítima, bíblica y piadosa! ¡Tal protesta trasforma, muestra el camino y conduce a la senda antigua!
A modo de conclusión diremos que los protestantes no protestan, por varias razones. 1). Porque la mayoría del cristianismo contemporáneo no se considera protestante, sino cristiano, evangelio o simplemente espiritual. Es decir, no se adhieren a las bases históricas del cristianismo bíblico. Cada movimiento tiene libre pensamiento, promueve sus propios intereses y no reconoce la protesta como base de su naturaleza y ética pastoral. 2). Porque la mayoría de los que abrazan estos postulados, ven en la protesta una acción no adecuada para articular y asumir su fe. Mas bien, pretenden ser pacifistas, pluralistas y ecuménicos. Pareciera que la protesta es antinatural a su fe y no acorde a su ética y vida. 3). Porque no hemos entendido el evangelio. Es común pensar que el mensaje de la iglesia al mundo es de paz, amor y esperanza. Tal mensaje ni es bíblico, y por ende no trasforma. Nunca en la historia del pueblo de Dios, el llamado es a estar en paz y armonía con todo el mundo. Siempre la propuesta es guerra, combate y protesta. Todo el sistema profético y sacerdotal, además del judicial, debían protestar, denunciar y combatir el error. La iglesia que no protesta o no es iglesia verdadera o se está desnaturalizado de su deber ser. Por tanto, el llamado es a considerar las bases del cristianismo, y como en el siglo XVI, volver a la fuente. La reforma, es volver a la forma, para acomodarse al diseño genuino del Señor.
¡Si no protestamos dejamos de ser! ¡Sin protesta la iglesia muere o se mimetiza con una sociedad engañosa y perversa! La protesta es la forma como hace apologética. Es la forma como se mantiene viva. Es la forma como confronta el error y denuncia las injusticias. El contenido de la protesta es la escritura y su propósito es la gloria de Dios, indicando el camino que es Cristo. Nuestra protesta no es política, ideológica o humana. Contendemos ardientemente por la fe del evangelio. Denunciamos las fabulas artificiosas y trazamos bien la palabra de verdad.
Al igual que en el primer siglo de esta era, somos llamados a presentar defensa coherente y ajustada a la verdad de quien demande razón de la esperanza que somos depositarios. Como en el siglo XVI, debemos ser valerosos en denunciar el error y anunciar el evangelio, sin diluirlo, no acomodarlo a nuestros intereses. Como en el reporte de los espías, los cobardes sucumben y los valerosos protestan con provisiones celestiales. Queridos hermanos, los estandartes de la fe bíblica se mantienen incólumes en toda época de la historia. La iglesia se establece y permanece por la gracia incomparable de Cristo. No hay ataque, medio o razón que destruya la fe dada a los santos. Donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia.
Por favor, iglesia, protestante, no eludan este título. Lejos de ser ofensivo es un recuerdo latente de la naturaleza práctica del llamado cristiano. Seguir a Cristo es tomar su cruz. Es una cruz de protesta. Es una fe de radicalidad. Nuestra fe está llena de historia. De tal historia, dan testimonio una nube de testigos mártires que nos han antecedido. El final de la protesta puede ser muerte a los protestantes, pero gloria celestial a los mártires. Si el carácter es piadoso, la ética es razonablemente bíblica y el contenido es correcto: ¡protesten! ¡No tengan temor, denuncien y anuncien! ¡Profesen y protesten! La profesión sin protesta es muerta y la protesta sin profesión es rebeldía. ¡Que el Señor nos ayude a vivir como protestantes que profesan piedad! Entonces: ¡a protestar… protestantes!
Reflexión pastoral
Pastor Ismael Quintero Rojas
17 de septiembre de 2017 – Bogotá D.C.