BRUJULA TEOLOGICA OCTUBRE DE 2017 | Page 18

ofenden diciéndoles la verdad de su llamado. En tal sentido, esto se constituye en un gran desafío aun desde las tinieblas, a pregonar ardientemente el evangelio y combatir celosamente por la verdad. “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Jd. 1:3).

Solo con acciones audaces de fe y obediencia la iglesia puede mantenerse como es su llamado natural, siendo columna y baluarte de la verdad. “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Tm. 3:14-15). “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mt. 5:11-12).

La iglesia siempre ha tenido el desafío de protestar. Sabemos que de forma contemporánea encontramos la amplia gama de iglesias pentecostales y carismáticas que son una expresión más alejada de la herencia de la reforma protestante. Todas estas últimas no abrazan la tradición histórica de la iglesia, ni documentos ni prácticas del protestantismo. Es decir, aunque no están alineadas a la tradición católica romana, tampoco son consideradas protestantes. Son un híbrido ecléctico en su doctrina, gobierno, y liturgia. No tienen cosmovisión bíblica, cristiana ni histórica, pero aun así son llamadas iglesias.

Según algunas estadísticas, se dice que hay por lo menos unos 800 millones de protestantes en el mundo. No obstante, por la diversidad de disidencias y desviaciones, la gran mayoría de ellos, no se asemejan a los del siglo XVI. No creen en los postulados, históricos, ni los promueven, y en el peor de los casos, ni los conocen. Por tanto, son protestantes que no protestan. Una gran tarea de la iglesia histórica es enseñar a estos cristianos la herencia histórica de la fe reformada, incluida su cosmovisión y moral bíblica. Desde esta perspectiva, la iglesia tiene una gran tarea y es reformar el cristianismo, para que sea acorde a la doctrina y fe bíblica. Y como es su origen y razón de ser ¡protesten… protestantes!

CONCLUSIÓN

Cuando hablamos de una iglesia protestante, nos referimos a un pueblo que protesta. Recordemos que la protesta no es sinónimo de rebeldía, subversión o filosofía ofensiva. La protesta es con las armas de la milicia que no son carnales. Es con la palabra y con el Espíritu. Además, debe tener la ética correcta y la piedad bíblica. De lo contrario es un címbalo que retiñe. Nosotros protestamos contra los que se rebelan a la verdad. Protestamos contra nosotros mismos, por nuestros pecados y anunciamos el camino de la esperanza que es Cristo. ¡Tal protesta es legítima, bíblica y piadosa! ¡Tal protesta trasforma, muestra el camino y conduce a la senda antigua!

A modo de conclusión diremos que los protestantes no protestan, por varias razones. 1). Porque la mayoría del cristianismo contemporáneo no se considera protestante, sino cristiano, evangelio o simplemente espiritual. Es decir, no se adhieren a las bases históricas del cristianismo bíblico. Cada movimiento tiene libre pensamiento, promueve sus propios intereses y no reconoce la protesta como base de su naturaleza y ética pastoral. 2). Porque la mayoría de los que abrazan estos postulados, ven en la protesta una acción no adecuada para articular y asumir su fe. Mas bien, pretenden ser pacifistas, pluralistas y ecuménicos. Pareciera que la protesta es antinatural a su fe y no acorde a su ética y vida. 3). Porque no hemos entendido el evangelio. Es común pensar que el