Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación 2Co 5:18
GRACIA ES RECONCILIACION
Alexis Esquivel
Pastor y Maestro
Panamá
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová,) y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
El ministerio de la reconciliación. En esta sección central de la carta, Pablo llama a los corintios a reconciliarse con Dios y a abrir sus corazones a él, colocándose el apóstol como modelo. Aclara los fundamentos para hacer este llamado, aclarando a los críticos sobre el estilo de su ministerio y establece la base teológica sobre la que descansa la reconciliación intercalando un llamado a la vida santa
¿Por qué predicamos el evangelio hoy?, ¿estamos haciendo lo que el Señor nos mandó a hacer? Debemos ser hombres íntegros en todos los aspectos sabiendo que hemos sido escogidos por Dios para comunicar el mensaje de salvación a los necesitados. El salmo 119. Es un salmo que manifiesta una predicación personalizada, quiero decir que cuando nos presentamos frente a un auditorio grande o pequeño debemos estar convencidos que la comunicación a ellos, ya fue presentada a mi propia vida primero ,no se prepara un mensaje para tocar las vidas de otro si primero no me toca a mí.
¿Estamos conscientes del temor del Señor? ¿O se ha caído en el culto al hombre?. El culto al hombre no solo se ha introducido en el ámbito político, si no también en las esferas religiosas, nos parecía aberrante ver como un hombre era trasportado en una plataforma llevado en hombros de sus seguidores, y aun en nuestro tiempo se oye de hombre infalible, profetas y un sin número de títulos que los hace ver según ellos superiores a los demás. Este no es el evangelio que el Señor nos ha encomendado, no podemos pretender recibir la gloria que solo le corresponde al Señor
I. Corintios 4: 1-2. Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. Es entendible que somos sus siervos y que jamás podemos igualar al Señor