natural, confiaban completamente en lo que Dios les había dicho, porque todavía no se habían contaminado sus conciencias y por lo tanto no había ninguna barrera que los distanciara. En otras palabras, no se tenía que hacer ningún esfuerzo especial para pasar de la dimensión física (donde Adán y Eva funcionarían como pareja en la tierra) a la dimensión espiritual, donde Dios habita.
Una vez cometida y juzgada la infracción, automáticamente esa conexión directa se rompió; un velo se interpuso entre Dios y el hombre, porque Dios los echó del Jardín del Edén. La humanidad comenzó a usar la vista, y el temor hizo su entrada triunfal al alma de los hombres, porque en ese momento les fueron abiertos los ojos. (Génesis 3:7-10)
Consecuencias inmediatas de la caída de Adán y Eva.
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Tomadas en conjunto, estas consecuencias marcaron la entrega a Satanás de la Potestad y el Dominio que Dios había planeado solo para el hombre sobre todo el planeta, con lo cual se inició el derrumbe moral, espiritual, físico y emocional de la especie humana, de tal manera que ya en el capítulo 6 de Génesis, aparece Dios arrepentido y con dolor en Su corazón por haber creado hombre sobre la tierra. Desde la caída del hombre, la pecadora raza humana ha continuado sembrando para la carne y de la carne ha venido segando corrupción a todo nivel; como resultado el juicio a la humanidad es un hecho que todos podemos percibir en el ambiente. Estamos viviendo los tiempos peligrosos que el apóstol Pablo le mencionó a Timoteo en su segunda carta.