su corazón de padre. (2 Sam. 13:12- 14: 1-33). David fue un padre pasivo, y sin autoridad para corregir los pecados de sus hijos, solo manifiesto gracia y bondad, dejando enteramente de lado la santidad y la verdad.
Otro ejemplo fue el sacerdote Eli, (1 Samuel 2:12- 3). Elí era no solo el Sumo Sacerdote, sino también era juez sobre Israel. Era un hombre de Dios. Su trabajo era compartir la Palabra de Dios con el pueblo y liderarlo, servía durante toda su vida y sus hijos eran sus sucesores. Pero la forma en que formo a sus hijos no fue buena. El primer error de Eli como padre fue dejar a sus hijos sin conocimiento de Dios, el conocimiento que él tenía de Dios no se lo traspaso a sus hijos, “Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.” 1 Sa. 2:12. El segundo error que Eli hizo y lo peor que un padre puede hacer a la hora de corregir el mal comportamiento de sus hijos fue hablar y nada más. “porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado,” (1 Sa. 3:13). Se quejó sobre lo que sus hijos estaban haciendo, pero no tomó ninguna acción para corregir el problema. (1 Sam. 2:23-25) No hubo consecuencias por su desobediencia. Si un padre ama a su hijo, corregirá su camino y lo hará antes que sea demasiado tarde.
Es deber de un padre hacerlo, para que cuando él ya sea un adulto, sea un excelente hombre y un buen ejemplo para sus propios hijos. Elí había honrado a sus hijos más que a Dios (1 Samuel 2:29) y eso había nublado su juicio sobre ellos y dinamitado su autoridad como padre. Los hijos de Elí ya eran adultos, ya no estaban bajo la autoridad estricta de Elí como cuando eran más jóvenes, pero su indulgencia ante su tarea de sacerdotes con toda seguridad surgía de su indulgencia anterior como padre. No había cumplido con la instrucción dada en Pro. 22:6, Al no instruir a sus hijos desde niños, Elí provocó que sus hijos se apartaran del camino de Dios al convertirse en adultos, lo cual provoco que Dios quitará el sacerdocio de su familia (1 Sa. 2:35,36).
Si hablamos de Samuel, él llego a una edad donde aún no sabía oír la voz de Dios, le conocía pues había vivido en el templo con el sacerdote encargado de hacer conocer a Dios, (1 Sam.3:7) Samuel no conocía aun al Señor, la misma historia que hizo Eli con sus hijos, se quiere repetir en Samuel. Pero al final de los días de Samuel la historia se repite como en los hijos de Eli, (1 Sam. 8:1-3). El error de Samuel, fue querer dejar a sus hijos una herencia ministerial, cuando sus hijos tenían vidas contrarias a la suya, desviados completamente de los principios de Dios.
La experiencia de conocer a Dios es personal, no se hereda. El hecho de que un padre sea cristiano no convierte a sus hijos en cristianos. Cada uno tiene que dar el paso de querer tener una relación personal con Dios. Pero los padres tenemos el deber de acercar a nuestros hijos al Señor. De exponerles a la Palabra, de mostrarles una vida de acuerdo a los principios que Dios nos da. Es nuestra responsabilidad ser ejemplos espirituales para nuestros hijos, y amonestarlos, disciplinarlos y criarles en la palabra de Dios.
SANDRA RAMOS BUITRAGO
Misionera en chile