2.- Muchos de los pastores modernos están más preocupados por mostrar cantidad de asistentes a sus congregaciones, sacrificando la calidad de la enseñanza y alimento espiritual que imparten a sus oyentes. Me pregunto qué clase de gavillas esperan presentar al Señor? Gavillas llenas de paja ó llenas de creyentes saludables, maduros y con una estatura espiritual aceptable a Dios? Quienes se inclinan por la cantidad, en vez de la calidad, están cambiando su primogenitura eterna por un plato de lentejas pasajero y tendrán que responder ante Dios por quienes se desvien del camino
3.- Si te atrevieras a hacer una evaluación honesta de tu labor en el secreto de tu oficina pastoral, que panorama encontrarías:
-Has buscado agradar a Dios o a los hombres con tu trabajo en el ministerio?
-Has buscado cantidad en vez de calidad en los resultados?
-Has enseñado a tus oyentes todo el Consejo de Dios ó te has refrenado por temor a las consecuencias numéricas en los resultados de tu congregación?
-Cuantos creyentes (por tu acepción de personas) han quedado abandonados en el camino, “perniquebrados ó como pábilos humeantes”, sin recibir el auxilio tuyo como su pastor?
-Cuantos creyentes se han ido decepcionados de tu congregación porque sienten que: no están recibiendo buen alimento, no entienden tus predicaciones, están estancados en su desarrollo espiritual, encuentran los servicios rutinarios? En su nivel de discernimiento espiritual podrían estar culpando a Dios, cuando sabemos que en el fondo hay otras causas.
Conclusiones.
Amado Siervo, no busques retener o ganar nuevos asistentes a tu congregación: trayendo películas, armando ruidosos grupos musicales, instalando centelleantes luces de discoteca, encendiendo humeantes palillos de incienso ó impulsando grupos de bailarinas de danzas judías con banderas extranjerizantes. Las almas perdidas buscan algo diferente a lo que han tenido hasta ahora, lo cual se parece mucho a lo que algunas “congregaciones modernas” están queriendo imitar, entre otras cosas con muy mala calidad, si los comparamos con lo que los siervos del mundo saben hacer muy bien. Ninguno de esos fuegos extraños mueve la mano de Dios ni puede reemplazar la delicia de la unción fresca del Espíritu Santo, fluyendo de tus labios con enseñanzas profundas llegadas a través de la internet del cielo, donde esta Cristo, la fuente del agua que salta para vida eterna, capaz de satisfacer realmente la sed del alma.
Siento mucho si estoy siendo percibido por algunos pastores-maestros como un clavo en el zapato, pero el Señor me ha venido inquietando estruendosamente en cuanto al estado actual de su obra y me ha recordado insistentemente el pasaje de Jeremías 2:13: “porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.