Evangelistas han sido en general ministerios itinerantes, por lo cual la continuidad en la atención y el conocimiento de las ovejas no se puede dar al mismo grado que se da en el pastor-maestro, pues la cercanía entre los individuos es un factor sumamente importante en todo tipo de comunicación/interacción.
El Pastor-maestro es el que induce y orienta el desarrollo saludable de la Iglesia desde el mismo momento en que las personas llegan los pies de Cristo y es responsable de brindarles un ambiente adecuado para que ellos puedan encontrarse con un Jesús vivo, actuante, real y poderoso, en quien encuentren la solución a sus problemas espirituales, para seguir creciendo hasta llegar a la meta propuesta en Efesios 4:13: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijos de Dios, a un varón perfecto, a la estatura de la plenitud de Cristo;”.
Me atrevo a culpar al pastor-maestro del azote que significa la tremenda ola de apostasía que estamos viviendo en todo el “mundo cristiano”, pues habiendo sido ellos adiestrados para discernir espiritualmente todas las artimañas del enemigo, han llegado a ser condescendientes con las diferentes corrientes de pensamiento, permitiéndoles infiltrarse soterradamente en las congregaciones para corromper las bases de la fe, la adoración y la administración del culto bíblico, mezclándolo con toda clase de “fuegos extraños”, todo por el afán de no perder “clientes”.
Consideraciones generales.
1.- Si seguimos como vamos, la iglesia en general no está hoy preparada para el rapto inminente dentro de muy poco tiempo; estamos como las diez vírgenes fatuas de Mateo 25.