a tu congregación: trayendo películas, armando ruidosos grupos musicales, instalando centelleantes luces de discoteca, encendiendo humeantes palillos de incienso ó impulsando grupos de bailarinas de danzas judías con banderas extranjerizantes. Las almas perdidas buscan algo diferente a lo que han tenido hasta ahora, lo cual se parece mucho a lo que algunas “congregaciones modernas” están queriendo imitar, entre otras cosas con muy mala calidad, si los comparamos con lo que los siervos del mundo saben hacer muy bien. Ninguno de esos fuegos extraños mueve la mano de Dios ni puede reemplazar la delicia de la unción fresca del Espíritu Santo, fluyendo de tus labios con enseñanzas profundas llegadas a través de la internet del cielo, donde esta Cristo, la fuente del agua que salta para vida eterna, capaz de satisfacer realmente la sed del alma.
Siento mucho si estoy siendo percibido por algunos pastores-maestros como un clavo en el zapato, pero el Señor me ha venido inquietando estruendosamente en cuanto al estado actual de su obra y me ha recordado insistentemente el pasaje de Jeremías 2:13: “porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.
La calidad de un líder se mide por la calidad de los resultados de su trabajo. Como te ves tú frente al espejo de Dios?
Volvamos a la senda antigua, donde en nuestros primeros encuentros con Dios aprendimos tanto de Su misericordia, de Su poder inmensurable, de Su gracia desbordante e inenarrable y arrepintámonos profundamente ante nuestro Dios, para que sean perdonados nuestros pecados y renovadas nuestras fuerzas, tan necesarias en la recta final de la carrera.
Jesús dijo: “no temáis, manada pequeña, porque a vuestro padre le ha placido daros el reino.” Como podemos ver, aquí Jesús no contemplaba a las mega-iglesias de hoy, las cuales han desechado el verdadero evangelio de poder para promover una versión adulterada emocionalista, con la cual están entreteniendo a miles de almas perdidas, desviándolas de la senda que a nosotros los creyentes veteranos nos ha dado tantas bendiciones que trascienden a la eternidad.