pues ya sabemos que irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.
Pero respondámosle a Dios por aquello que con tanto amor se nos entregó y trabajemos en la unidad del cuerpo. Sin lucha de poder, sin descalificar a quien opera en otros dones diferentes a los nuestros. Sin protagonismo, sin división, sin sentir que ya se sabe todo y que no hay nada nuevo por aprender “pues quien no une.... desparrama”
“Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:36-37
Construyamos, nutramos, mostremos en la sencillez de corazón la grandeza de un Dios que usa a quien se dispone y a quien le cree.
Bendiciones
P. Adriana Beltrán