BRUJULA TEOLOGICA FEBRERO 2017 | Page 7

andrajosos, sucios que infestaban las calles y provocaban desórdenes, causando disturbios en la vida urbana, transformando las calles en escuelas de vicio y maldad y que sus padres, por descuido y por extrema miseria, no se incomodaban con esta situación, se preocupó por el destino de aquellos pequeños que más tarde se transformarían en ladrones, homicidas, falsificadores y que serían deportados y otros hasta ejecutados. Robert Raikes habló con ellos de la necesidad de la moral y después les enseñó a leer y hacer algo de importancia para sus vidas en aquellos días. Raikes recibió críticas y pasó a ser llamado: “maestro de andrajosos”, “padre de los harapientos”, “profesor de mendigos”, “bienhechor de los pobres”; pero, más tarde lo que muchos criticaron fue la solución de cambio para las familias y la sociedad, se convirtió en un lugar de aprender, un lugar de cambio y un lugar para traer bendición a las familias y a la sociedad.

falsificadores y que serían deportados y otros hasta ejecutados. Robert Raikes habló con ellos de la necesidad de la moral y después les enseñó a leer y hacer algo de importancia para sus vidas en aquellos días. Raikes recibió críticas y pasó a ser llamado: “maestro de andrajosos”, “padre de los harapientos”, “profesor de mendigos”, “bienhechor de los pobres”; pero, más tarde lo que muchos criticaron fue la solución de cambio para las familias y la sociedad, se convirtió en un lugar de aprender, un lugar de cambio y un lugar para traer bendición a las familias y a la sociedad.

Leía el año pasado un artículo donde en China los padres tenían prohibido llevar a los niños a la iglesia, el gobierno emitió un ultimátum: “Si los niños no dejan de asistir a la iglesia, serán excluidos de asistir a la universidad o entrar al ejército. Además, serán demandados los infractores de la nueva regulación”. Un anciano de la iglesia, se vio obligado a firmar, pues de lo contrario, su nieto sería retirado del ejército. Las Sagradas Escrituras dicen claramente, “Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el Reino de los cielos”. (Mateo 19:14). Pero si estas leyes comienzan a ser propagadas en todo el mundo, ¿nuestros niños se quedarán sin conocer a Dios? Debemos volver a lo que estuvo desde el inicio en el corazón de Dios, los padres somos los responsables de la enseñanza de la familia.