BRUJULA TEOLOGICA FEBRERO 2017 | Page 6

temieran a Dios y se preocuparan por poner por obra la Palabra de Dios”. (Dt. 31:12-13). Esto nos habla de la importancia que Dios le da a la enseñanza de su Palabra, y que esta Palabra debe ser escuchada por toda la familia. La Escuela Dominical llena exactamente el gran deseo de Dios, ya que en ella se estudia la Palabra de Dios, y los que no conocen a Dios tienen la oportunidad de conocerlo. Dios ordenó a los padres que enseñaran la Palabra de Dios a sus hijos en el hogar, ya que la principal y mejor enseñanza se recibe en el hogar, en los primeros años de vida de las personas. (Dt.6:6-9) Dios mandó a los padres que debían de repetir a sus hijos, y hablarles de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarse, y cuando se levantaran y que, además, deberían de escribirlas en los postes de sus casas, y en sus puertas. La bendición de Dios, para la familia, dependía de la obediencia a la palabra de Dios. El padre era responsable de la enseñanza religiosa de la familia, (Gé.18:19). Los padres ejercen una profunda influencia en la vida de sus hijos. Esto muestra la gran importancia que tiene la familia en el involucramiento en la educación religiosa y moral de los niños.

Proverbios 22:6, menciona “Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará” Es en el hogar donde se educa, pero una buena educación sin Dios no sirve de nada, “A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella. A menos que Jehová mismo guarde la ciudad, de nada vale que el guarda se haya quedado despierto”. El llamado de Dios es a ser constructores de la vida de nuestros hijos, de colocar las bases y otros seguirán ayudando en la construcción de una relación con Dios. Cuando en los hogares se cumple este mandato divino, los hijos aprenden a amar a Dios y su obra, la patria tiene buenos ciudadanos, y la iglesia es bendecida.

Cuando Robert Raikes, periodista cristiano, fundador de la Escuela dominical (1780, Gloucester, Inglaterra), vio a los niños pobres, andrajosos, sucios que infestaban las calles y provocaban desórdenes, causando disturbios en la vida urbana, transformando las calles en escuelas de vicio y maldad y que sus padres, por descuido y por extrema miseria,