historietas cómicas, el niño del frente, los bosques, el agua (en su lugar natural), los animales grandes, el papá, los trenes, los sábados por la tarde, y las bombas de incendio.
No es muy aficionado a la Escuela Dominical, a las visitas, a las escuelas, a los libros sin cuadros, a las lecciones de música, a las corbatas, a los peluqueros, a las niñas, a los sacos, a los adultos, o al tiempo de ir a la cama. Nadie más se levanta tan temprano, o llega tan tarde a la comida. Nadie se divierte tanto como él con los arboles, los perros, y con las brisas. Ningún otro puede almacenar en un bolsillo una cuchilla oxidada, una manzana a medio comer, un trozo de lienzo, una bolsa vacía de papel, dos caramelos, seis centavos, una honda, un pedazo de una sustancia desconocida, y un anillo genuino con código supersónico.
Es una criatura mágica. Ud. puede dejarle fuera de su taller, pero no puede dejarle fuera de su corazón. Ud. puede dejarlo fuera de su oficina, pero no puede dejarlo fuera de su mente. En suma de todo, él llega a ser su secuestrador, su carcelero, su patrón, y su amo; una cara con pecas, una insignificancia, un atado de bulla. Pero cuando Ud. llega a casa por la noche con solamente los pedazos de sus sueños, el puede componerlos con dos palabras. . . "Hola, Papá".
Los niños son toda una paradoja; ¿verdad? por tanto es muy importante entenderlos.
Podemos notar en la anécdota anterior, claramente que no es nada fácil entender un niño.
Si quiere tener éxito espiritual en la formación de las personas, lo más importante es reconocer su gran valor in¬dividual.
Tomado de: “Estudios de la Escuela Dominical”, escrito por Margarita Devine y Víctor Manuel Buitrago