BRUJULA TEOLOGICA FEBRERO 2017 | Page 3

En el periodo intermedio entre la inocencia de la infancia y la dignidad del varón adulto, encontramos una criatura deliciosa llamada niño. Los niños vienen en tamaños, pesos y colores variados, pero todos los niños tienen el mismo credo: Gozar cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día y protestar ruidosamente (su única arma), cuando ha terminado su último minuto y los varones adultos los mandan a la cama por la noche.

Los niños se encuentran en todas partes: encima, debajo de, dentro de, trepando en algo, balanceándose desde, corriendo alrededor de, o saltando a. Las madres los aman, las niñitas los odian, las hermanas y hermanos mayores los toleran, los adultos no hacen caso de ellos, y el Cielo los protege. Un niño es la verdad con la cara sucia, la belleza con un dedo cortado, la sabiduría con goma de masticar en su pelo, y la esperanza del futuro con un sapo en el bolsillo.

Cuando Ud. esta ocupado, un niño es un des-considerado, molestoso, hacedor de bulla. Cuando Ud. quiere que él haga una buena impresión, su cerebro se convierte en agua o bien se porta como un salvaje, sádico, o una criatura de la selva empeñada en destruir el mundo y a sí mismo con él.

Un niño es un compuesto: tiene el apetito de un caballo, la digestión de un traga espadas, la energía de una bomba atómica de bolsillo, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de un Walt Disney, la frescura de una violeta, la audacia de una trampa de acero, el entusiasmo de un cohete, y cuando hace algo tiene cinco pulgares en cada mano. Le gustan los helados, cortaplumas, serruchos, navidades, libros de historietas cómicas, el niño del frente, los bosques, el agua (en su lugar natural), los animales grandes, el papá, los trenes, los sábados por la tarde, y las bombas de incendio.