BRUJULA TEOLOGICA FEBRERO 2017 | Page 12

¿Por qué es tan corta la infancia en la vida del ser humano? ¿Sí es la época de las carcajadas, los juegos, por qué es tan efímera? ¿Sí es el tiempo más importante en el desarrollo y formación del ser humano porque se la arrebatan a tantos niños? ¿Qué pasó en nuestras congregaciones que ya los niños no son importantes, tanto así que ni numéricamente cuentan? En su libro el hermano Will Wilson expresa: “Cuando las iglesias determinan su presupuesto y establecen sus prioridades, por lo general, los niños, por lo general son lo último en la lista” (Pag. 83) Esta es la triste realidad de muchas de nuestras iglesias contemporáneas, los niños aunque ocupan un lugar dentro de ellas no son importantes, y me atrevo a decir esto porque lo he visto; para algunos pastores les sería más fácil hacer sus cultos sin la perturbación de los niños. No se los soportan, no pueden recibir un abrazo de un niño, les irrita verlos correr y gritar en medio de las sillas, ¡Cuidado con el tapete!, nos costó un jurgo, no toque los instrumentos, eso no es para los niños, en los anuncios congregacionales escucho frases tan irrisorias como “por favor no permita que su hijo corra” “no permita que su niño juegue” bla bla bla, deberían ahorrase tanta “ética barata” y decir: “por favor no traigan sus niños a la iglesia, este no es un lugar para ellos” ¿Parece que estoy molesto? Sí y bastante.

Una de las razones por las cuales nuestros niños están abandonados espiritualmente es porque muchos de los pastores de las iglesias (y esto no es culpa de ellos), llegaron a los pies de Cristo cuando ya eran adultos, no tuvieron la oportunidad de vivir una escuela dominical, y muy seguramente en la iglesia, donde fueron formados, la escuela dominical era el cuarto de san Alejo, allá, donde los niños no hagan ruido o desorden “donde nos dejen hacer nuestro culto al Señor”

Por esta misma razón es que muchas de nuestras iglesias carecen de adolescentes y Jóvenes; ¿Que adolescente va querer estar en un lugar en cual recuerda claramente que le hicieron a un lado por hablar, correr, gritar y jugar? ¿Quién va a querer a ese señor de corbata y traje elegante al cual muchas veces lo quisieron saludar y el simplemente les tocaba la cabeza y les ignoraba?

Otra razón, que he encontrado, para que los niños no cuenten en la iglesia es porque con frecuencia a los adultos se nos olvida que fuimos niños, no me explico en qué momento de la vida nos cambian el disco duro y comenzamos a ver a los niños como habitantes extraños en este planeta.