BRUJULA TEOLOGICA DICIEMBRE 2017 | Page 6

Después de Constantino, la iglesia Católica Romana continuó por la avenida de la desintegración doctrinal y vivencial y es un hecho históricamente reconocido que “hubo muchas egoístas y materialistas razones para que la Reforma tuviera lugar como sucedió.

“Los obispos tenían penosas peleas entre ellos, respecto a las fronteras de sus dominios y la extensión de sus jurisdicciones; y mientras ellos pisoteaban los derechos del pueblo y de los compañeros clérigos de menor jerarquía, competían con los gobernadores civiles de las provincias en lujos, arrogancia y voluptuosidad.” (Institutes of Ecclesiastical History, po.131) Este era la triste realidad que se vivía entre los líderes espirituales de la iglesia católica, cuando la Reforma se concretó.

Muchas de esas razones fueron totalmente ajenas al aspecto religioso. No hay duda que factores políticos, intelectuales y financieros jugaron un papel prominente en el advenimiento del movimiento reformatorio del siglo XVI. ”Como las ciudades de Europa crecieron en tamaño e influencia, la mayor educación e influencia política de la clase media los preparó para jugar un papel decisivo en el levantamiento latente. Ellos empezaron a inquietarse ante la constante interferencia eclesiástica en los asuntos naturales de la vida diaria. Muchos reclamos fueron publicados, no solo por individuos, sino por poderosos reyes y naciones enteras, contra la dominación de los papas, los fraudes, la violencia, avaricia e injusticia de Roma. La insolencia y tiranía de los delegados papales, además de los crímenes, ignorancia y depravación moral de los sacerdotes y monjes, que hicieron a los hombres en todas partes, desear la reforma de la iglesia, comenzando por su cabeza y miembros. (Mosheim, John L. Instituteqa of Ecclesiastical Hisoty, Volume 3, p.24)

Se necesitaba alguien con una personalidad sobresaliente para levantar la voz de alarma. Alguien que estuviera inmerso en la manzana podrida, con suficiente conocimiento de los temas enconosos y la suficiente inconformidad almacenada, de tal manera que pudiera desatar una poderosa explosión para mover los estamentos religiosos, sociales y políticos de ese momento. El historiador George Fisher dijo “incuestionablemente el héroe de la Reforma fue el monje Martin Lutero. Sin él y su poderosa influencia desde adentro, la Reforma habría fallado, como sucedió con otros intentos reformatorios tal como los de Zwinglio, Huss y Savonarola. Lutero provenía de una familia de férrea disciplina y fuertes concepciones religiosas. Sin embargo tenía en sus raíces elementos de superstición medieval y del paganismo alemán, mezclados con la mitología “cristiana” de los campesinos, todo lo cual formaba parte de una crianza religiosa normal para esos días.