BRUJULA TEOLOGICA DICIEMBRE 2017 | Page 18

suplicar su infinita misericordia. Si no hacemos esto y usamos la expresión como un simple cliché de la “temporada navideña”, no hemos entendido el evangelio y no somos excusados. No podemos descabullirnos de los deberes de adorarle, porque jugamos con su nombre y definiciones, que no son para una época del año; si no para adorar y reconocer al que vive por siempre y es el “Gran Yo Soy”.

“Emanuel: Dios con nosotros” significa todo lo que Dios es, toda su deidad revelada en las escrituras. Es su infinitud y su perfecto carácter en términos sencillos y reveladores. Es tan extraordinaria su revelación que los ángeles adoran y toda la naturaleza participa de forma estremecedora y majestuosa en la celebración a la manifestación eterna del ser de Dios. No hay aspecto de la creación que no responda de forma majestuosa y celestial a su realidad. No se trata de un simple nombre y menos a un aspecto sencillo o periférico de Dios. Tampoco indica una etapa de su historia y menos, que se revela a un sector de los hombres. Tampoco a un episodio de fin de año y de celebración comercial o religiosa.

Es la descripción más perfecta, diáfana y celeste del ser de Dios. Su poder, justicia, santidad e infinitud es puesto ante nuestra vista. Se irradia con la participación de un coro celeste y lo celebra la naturaleza. Luz, resplandor, destellos y voces angelicales engalanan o acompañan esta revelación del ser de dios. De tal forma, que este sentido revelador de Dios, manifiesta su propósito y justo decreto. Además, indica la desviación de la humanidad de la verdad y su nefasta condición pecaminosa. Nos enseña que las personas niegan a Dios, pero usan su nombre para legitimar fiestas paganas y celebraciones comerciales. Solemos parcializar su esencia para respaldar nuestros placeres y justificar nuestras acciones. No obstante, tal inefable expresión nos pone en la perspectiva de su justicia y decreto.

Quienes le reconozcan y adoren como Dios único y perfecto, disfrutan de su gracia inmerecida. Quienes rehúsen creen en Él, como dice la escritura, les acarea horrenda expectación de juicio. “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Jn. 3:18). A estas alturas del día, la frase no sería una festiva “feliz navidad”; sino una terrible exclamación lacónica: “!!Señor mío, y Dios mío!”, como el incrédulo discípulo (Jn. 20:28).

2. REDENCION - CRISTO

En segundo lugar, la expresión “Emanuel: Dios con nosotros”, indica el perfecto y supremo plan de Dios en Cristo. Alude de forma inequívoca a su pacto redentivo. Nos señala que la redención no es un plan b, ni es una opción secundaria o alternativa de Dios. Nos pone de relieve que su plan maestro es la redención. Que Jesucristo es el enviado del cielo para cumplir las disposiciones del pacto salvífico. La presente afirmación lejos de ser un slogan “navideño”, es la verdad central de la revelación escrita. Muestra que la deidad tiene un plan diseñado y un propósito de sentido y significado. ¡Esto es altamente maravilloso!