El apóstol Juan dice acerca de aquellos misioneros que han partido, dejando cosas tras de sí. Han sacrificado ingresos y trabajo, marchándose con el propósito de obedecer al llamamiento. Contrario a como muchos líderes de las iglesias se promueven, como grandes, con títulos rimbombantes y en procura de honor, honra y riqueza, estos son hombres sin lucro, que viven en realidad para servir y no para ser servidos. Mas bien lo han dejado todo para ir a servir a otros. Que ejemplo de abnegación y entrega desinteresada. Recordemos que, en tiempos del Antiguo Testamento, los judíos trataban el hombre de Dios de forma especial. No era visto como un líder déspota, ni tratado con consentimientos excesivos. Era considerado como un varón de Dios al que se le debía tratar con respeto, amor y gratitud.
Demetrio es quizás uno de los misioneros itinerantes, tal vez el jefe del grupo, o el portador de la carta. De todas formas, es hombre de confianza de Juan, como se ve en las alabanzas que le dedica. La verdad atestigua de Demetrio en el sentido de que basta contemplar su conducta intachable. Demetrio fue una de las luces brillantes en el NT, un creyente que vivió para Dios en santidad. Su constancia, continuidad y su confiabilidad hace que sea definido como verdadero cristiano. La prueba real de vida cristiana no tiene cabida en los lugares públicos, con aplausos y elogios.
El anciano Juan elogia el testimonio múltiple que se da de Demetrio. Todos dan testimonio adecuado del amor de Dios y la verdad del evangelio que predica. El testimonio que se da de él, no es autoritario, ni complaciente. Se testifica de él, que camina conforme a la verdad. Está en sujeción a la autoridad apostólica y en posición adecuada de servicio a los hermanos. Ha establecido relaciones saludables de amor y verdad, distintivos esenciales del siervo de Dios. No se promueve a sí mismo. No está interesado en su honor, sino enfocado en el amor de Dios y el evangelio. ¡Que ejemplo más poderoso y elocuente tenemos de un siervo del Señor! Demetrio es un verdadero modelo digno de imitar.
Mientras los modelos anteriores son censurados, este es un modelo para seguir. Tanto Diótrefes, como Gayo deben reconocer sus pecados y arrepentirse. Además, deben seguir el ejemplo de un varón que, en silencio, sin protagonismos, con disciplina y sencillez sirve a la obra del Señor. ¡Demetrio no se centra en si mismo! No está interesado en lo que dicen de él. Sólo se enfoca en su deber y el testimonio múltiple es elocuente. Tanto así, que aun en la proporción del comentario se muestra la modestia piadosa de este varón. Pocas palabras describen con lujo de detalles el carácter de este siervo.