se obnubilaron con los detalles, sonrisas, sollozos y demás migajas de ternura que nos ofrecen los hijos y no miraron que su hijo era pecador que debía ser llevado a Cristo?
Cabe recordar que los principios que violó Sansón en la toma de decisiones no fueron los de su cultura o tradición familiar. ¡Él fue un violador de la ley de Dios! Un asiduo opositor a su norma objetiva y soberana. ¿Por qué no fue constreñido por la verdad cuando caminaba en contravía? No hay un asomo de constreñimiento o arrepentimiento; no se inmuta cuando camina lejos de su voluntad. ¿Qué pasó? ¿No es deber de los padres piadosos, mostrar a sus hijos los pecados y exponerlos al evangelio, sin presentarlos ante la iglesia o la sociedad como impolutos? ¿Quiénes más que los padres cristianos deben estorbar a sus hijos con la palabra? Deben exponerlos al evangelio y llevarlos al arrepentimiento. ¿Cómo saben nuestros hijos que están violando los principios eternos, sino por gracia del Señor a través de sus padres? Por eso afirmamos creer en el pacto; porque nos sometemos al contenido pactal y las normas implícitas para modelarlas integralmente.
2. SENSUALIDAD SIN OBEDIENCIA
Además de ver a Sansón tomando constantemente decisiones sin principios, impulsado por su capricho y porfía; le vemos con una sensualidad a flor de piel. Es diciente que el consagrado hijo y juez fuerte de Israel, sea gobernado por sus pasiones y sentidos externos. No solamente le vemos violando todos los principios del voto de consagración y de su llamado justo; sino que lo hace por estar enceguecido por sus sentidos. A este punto, podemos decir, que no vemos dominio propio. Es intemperante, sensual y sensitivo. Casi al límite de ser un lujurioso desenfrenado. Es notoria su adicción hedonista y perversa en sus motivos emocionales. Es caprichoso, ventajoso e intrépido en su desenfreno.