BRUJULA CIUDADANA Respuestas humanitarias, ni muros ni promesas | Page 17
1) V isiones
regionales y multilaterales sobre el papel de
M éxico
ante el éxodo centroamericano
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tos afirman que si el gobierno federal sigue
“parcialmente cerrado” como hasta ahora,
100 000 migrantes se verán afectados ape-
nas en el primer mes de este 2019 (TRAC,
Syracuse University, Véase: http://trac.syr.
edu/whatsnew/email.190114.html).
Paralelamente, mientras miles de familias,
otra vez, con niñas, niños y bebés en brazos
se alistan a abandonar la miseria o preparan
la fuga para evitar que sus hijos adolescentes
sean “cosechados” por las maras de sus ba-
rrios en Honduras, otros incalculables miles
de fugitivos del terror, de la miseria, de la
dictadura de Juan Orlando Hernández (JOH)
viven en condiciones de indigencia, luego de
haber conseguido llegar a las ciudades nord-
fronterizas mexicanas para toparse de frente
a la xenofobia de estos lugares, odios latentes
y manifiestos que ningún analista consegui-
mos imaginar antes de presenciar, atónitos,
cómo los caravaneros eran apedreados en
Playas de Tijuana.
Y digo un incalculable número de desplaza-
dos viviendo en la indigencia porque, según
reportes de organismos defensores de de-
rechos humanos y ciudadanos que se han
agrupado en torno a los dos refugios masivos
de migrantes en Tijuana, en donde sobrevi-
ven los caravaneros del primer éxodo que
sigue sin concluir, además de intimidación,
detenciones arbitrarias de migrantes que
terminan en procesos de deportación sin
debido proceso judicial, cierre y desalojo
de refugios autogestionados por migrantes,
ninguna autoridad oficial del nuevo gobierno
ha censado siquiera las necesidades de estas
personas desplazadas que consiguieron lle-
gar, agotadas, pero vivas y completas a las
ciudades fronterizas, luego de literalmente
caminar todo este país frontera. Tampoco
han contado con rigurosidad a los desplaza-
dos de esta caravana, que llegaron a engordar
aún más las masivas filas de espera, también
autogestionadas, de desplazados mexicanos,
familias que huyeron de Guerrero o de Ja-
lisco, del narco o de los militares que dicen
combatirlos.
Estos últimos, los desplazados forza-
dos internos son un actor del
que pocos hablan cuando se
indignan públicamente por el
programa Quédate en México,
una versión región 4 de lo que
en otros enclaves fronterizos
los gerentes de la migración,
como la Organización Mun-
dial de las Migraciones, lla-
man acuerdos de Tercer País
Seguro.