BRUJULA CIUDADANA Respuestas humanitarias, ni muros ni promesas | Page 13

1) V isiones regionales y multilaterales sobre el papel de M éxico ante el éxodo centroamericano 11 Una postura progresista sobre control fron- terizo no es abrir las puertas a todos los que quieren entrar, sino implementar controles migratorios con el apego a los derechos hu- manos, con procedimientos claros, centros de detención dignos, agentes bien entrenados y con vigilancia constante sobre su conducta, en cooperación con la sociedad civil. Hay que tener controles, pero estos deben ser justos y dignos, y deben ser complementados con un sistema de protección robusta y oportu- nidades de visas de trabajo, que disminuyen la presión para la migración indocumentada. En este momento, México está en una co- yuntura en que puede ir construyendo una estrategia migratoria basada en los intereses reales de México y congruentes con sus va- lores con nación, tomando lo mejor de la migración (desde el norte y el sur) pero con los controles esenciales también. El elefante en la habitación: Estados Unidos En muchos sentidos, el reto que enfrenta Mé- xico no es tan diferente de los desafíos que tienen Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Argentina, países que han recibido a casi dos millones de migrantes venezolanos en los últimos tres años, y que han estado tratando de diseñar sus sistemas migratorios para ha- cer frente a esta nueva realidad. Estamos en el momento de construcción de sistemas de inmigración en América Latina, después de muchas décadas en que estos países eran, en su mayoría, fuentes de emigración hacia otras partes del mundo. Y es un momento en que los países latinoamericanos pueden construir sus sistemas migratorios de formas creativas y humanas que muestran una diferencia clara frente a las tendencias hacia el cerrazón en Estados Unidos y Europa. Pero México tiene una particularidad especial: su vecindad con los Estados Unidos, un país cuyo gobierno siempre está atento a temas migratorios, pero más en estos momen- tos en que su presidente, Donald Trump, parece estar completamente obsesionado con el tema del control migratorio. México debería diseñar su propia política migratoria que responda a sus propias necesidades y valores, pero en un mundo real no lo va a poder hacer sin tomar en cuenta al gobierno del país vecino, que estará presionando para que el gobierno mexicano asuma cada vez más responsabilidad para que los migrantes centroamericanos no pasen de México a los Estados Unidos. Para lidiar con esto, lo primero que el gobier- no mexicano necesita es tener una política de Estado hacia la migración, un concepto de lo que realmente quiere que sea su polí-