BRUJULA CIUDADANA Respuestas humanitarias, ni muros ni promesas | Page 12
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La tercera pregunta es cómo integrar a los
inmigrantes que llegan a México. Estos incluyen
a los centroamericanos, venezolanos, haitianos
y cubanos, pero también a los cientos de miles
de niños nacidos en los Estados Unidos. Aquí
muchos de los temas prioritarios radican en
el sistema de educación, en donde se nece-
sita empezar a crear programas de atención
a los niños nacidos en el extranjero, quienes
muchas veces tienen problemas de adaptación
al sistema escolar mexicano.
Pero la llegada de haitianos y ahora los inte-
grantes de las caravanas centroamericanas
a la frontera norte también ha mostrado la
necesidad de esfuerzos creativos para inte-
grar a nuevas poblaciones extranjeras en el
tejido social y laboral local. Las empresas,
gobierno y organismos internacionales han
colaborado para establecer ferias de trabajo
y dar información a los recién llegados sobre
sus derechos y sus opciones en la frontera
mexicana, pero hay que ver como hacer que
estos esfuerzos tengan más permanencia en
una sociedad que cada vez más tendrá que
absorber extranjeros que llegan a quedar-
se y necesitan orientación y asesoría para
integrarse.
La cuarta pregunta, y quizás la más difícil, es
qué tipo de controles migratorios el gobierno
mexicano va a tener frente a la migración
irregular. A veces se cree por error que la
postura progresista es recibir a todos los
inmigrantes quienes quieren llegar, aunque
llegan por la vía indocumentada, pero en rea-
lidad una política de fronteras abiertas, tarde
o temprano, termina generando reacciones
xenófobos contra todos los migrantes y mi-
nando la credibilidad del sistema migratorio.
Los países, como Canadá, que han logrado
tener un apoyo masivo a la migración lo
han hecho en parte por tener sistemas de
control que canaliza a la migración por las
vías legales y desincentivizan a la migración
indocumentada.
Pero tampoco se vale dejar la situación como está. México deporta a más
de 100,000 centroamericanos al año en promedio desde 2014, pero muchas
veces en condiciones precarias y sin avisarles de su derecho a pedir asilo.
Además, hay muchas evidencias de que elementos de las autoridades
migratorias en México están coludidos con el crimen organizado para
depredar a los migrantes durante su paso por el país.