BRUJULA CIUDADANA Respuestas humanitarias, ni muros ni promesas | Page 14
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tica migratoria nacional, alimentada por las
aportaciones de la sociedad civil mexicana.
No puede ser una estrategia solamente dis-
cursiva de apertura hacia todos los migrantes,
ni tampoco debe ser reactiva a lo que quiere
el gobierno del país vecino. El idealismo y el
realismo tienen que convivir de una forma
pensada y consensuada, si no, México va a
dar virajes entre la dureza y la apertura, como
lo ha hecho hasta ahora.
El gobierno mexicano no debe hacerse cargo
del sistema de asilo estadounidense, como
algunas propuestas del país vecino sugie-
ren, dejando que los solicitantes de asilo se
queden en México durante años. Pero el
gobierno mexicano tampoco puede ignorar
que si los flujos de migrantes hacia Estados
Unidos incrementan masivamente habrán
reacciones duras de parte del gobierno ve-
cino, que pueden perjudicar a los migrantes
(incluyendo a los mexicanos en Estados Uni-
dos) y al tránsito legal por la frontera.
Así que México necesita enfrentar las cua-
tro preguntas en conjunto — visas legales,
protección, integración y control fronterizo,
encontrando un balance necesario entre las
partes. No tener controles no sólo generaría
anticuerpos en México, sino conflictos inne-
cesarios con el gobierno de Estados Unidos.
Pero una política de estado que busca que
más centroamericanos entren por las vías
legales, recibiendo asilo o visas de trabajo
y que se integran a las comunidades donde
viven, ayudaría a reducir las necesidades del
control y generar flujos migratorios regulares
y predecibles que ayudarían a estos países y
a México a crecer.
El nuevo gobierno de México, que ha indicado su
deseo de implementar un programa migratorio con
pleno respeto hacia los migrantes, puede innovar en
esto para ser un ejemplo a nivel mundial y para crear
una nueva relación con los países de Centroamérica.
Las caravanas han servido para poner atención al
tema migratorio y hay que aprovechar la coyuntura.