BRUJULA CIUDADANA Migración y Seguridad | Page 43

2) P erspectivas locales y federales sobre la inseguridad 41 probable que sea controlada totalmente por el gobierno estatal de la segunda alternancia. Los ocho años de acción pública sumada de estas dos alternacias opuestas (2017-2024) serán insuficientes para revertir un proceso que ha durado por lo menos una década, pero sintetiza viejos procesos de violencia acumulada. En algo tenía razón la vieja clase política. La narrativa gubernamental del viejo régimen -compartida ahora por redes de la nueva clase política de la segunda alternancia- es aceptable respecto de argumentos acerca de la amplitud del espacio geográfico, dispersión poblacional, inestabilidad del estado de fuerza o la complejidad de las cadenas de violen- cia acumulada y el ciclo de impunidad que obstaculiza la reforma de la justicia penal. Es verdad que la violencia se ha acumulado en ciertas regiones en las cuales perduran nuevas generaciones caciquiles, redes políticas que financian actividades electorales sin regulación institucional, redes ilegales que extraen renta de la población y han corrompido algunas re- des burocráticas en instituciones municipales y subnacionales. En este escenario, la alternancia panista (2017- 2018) optó por la coordinación de fuerzas de los tres niveles de gobierno, pero partidizó la seguridad pública ante la emergencia de la oposición morenista que triunfaría en el estado como segunda alternancia (ejemplo es el conflicto entre el gobierno del estado y el gobierno municipal de Xalapa en torno de la necesidad de que el nuevo gobierno de alternancia creara su propia policía municipal, cuando históricamente el gobierno del estado se hizo cargo de ella durante el ciclo final del viejo régimen). Así, el primer acontecimiento de la instalación del gobierno panista en 2017 fue el control de saqueos a tiendas de con- veniencia en diversas ciudadades del estado, en las cuales participaron grupos sociales de colonias periféricas inducidos por líderes típicos de una “zona gris”, mediante la confor- mación de un mando coordinado que reunía fuerzas federales estatales y municipales que se hicieron cargo de la seguridad pública en el breve ciclo gubernamental de dos años. La estrategia del gobierno panista fue la ex- tensión de la militarización de la seguridad pública como mecanismo de contención y la prolongación discreta de la reforma de la justicia penal, mientras focalizó sus prin- cipales acciones públicas y mediáticas a la anticorrupción y el clientelismo, para reparar el daño patrimonial del último gobierno del viejo régimen, mientras se preparaba para la nueva coyuntura política en la cual enfrentaría a MORENA en 2018. La estrategia del actual gobierno ha sido la implementación de la estrategia del go-