BRUJULA CIUDADANA El PND 2019-2024 y el federalismo | Page 40
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Poco a poco, nuevos temas han atraído la
atención pública hacia aspectos sustantivos
del desarrollo de un Estado de Derecho.
Uno de ellos es la cuestión fiscal y sus re-
laciones con el federalismo. No obstante,
la llegada al poder de AMLO y de More-
na parecen traer de regreso el tema del
presidencialismo y los déficits del régimen
democrático mexicano.
El pacto fiscal de la transición y la
falta de rendición de cuentas
El dinero es poder, en la economía y en la
política. Por tanto, los pactos fiscales ilustran
los cambios en las correlaciones de fuerzas
entre los tres niveles de gobierno, entre es-
tos y los empresarios, entre los gobiernos y
la ciudadanía, y entre todos los actores y el
gobierno federal. En nuestro país, el régimen
autoritario del PRI se fundó en la centraliza-
ción del poder en el gobierno federal y, por
tanto, en la presidencia de la República. Las
tendencias centralizadoras implicaron que los
gobiernos estatales fueran dejados con esca-
sos presupuestos y disminuidas capacidades
administrativas y de ejecución de políticas
públicas. Los municipios carecieron incluso
de una personalidad legal hasta que sucesi-
vas reformas constitucionales, concluidas en
1999, le dieron un verdadero estatuto de
autonomía como nivel de gobierno.
A pesar de dos décadas de democratización
electoral y de discursos favorecedores de
la descentralización y el fortalecimiento del
federalismo, México sigue siendo un país alta-
mente centralizado en materia fiscal. Como
es de conocimiento general, el sector público
mexicano tiene una tasa bajísima de penetra-
ción fiscal, es decir, cobra muy pocos impues-
tos, especialmente en los niveles municipal y
estatal. Como consecuencia, los gobiernos
subnacionales funcionan básicamente gracias
a las transferencias que les hace el gobierno
federal bajo fórmulas pactadas en el perio-
do de transición, las cuales ciertamente han
llevado una mayor cantidad de recursos a
gobiernos locales.
La alternancia en la presidencia, logro mayor
de la democratización mexicana, propició
en un primer momento un gran diálogo
nacional al interior de la clase política para
repensar el pacto fiscal. Convenciones ha-
cendarias, conferencias nacionales de go-
bernadores y negociaciones en el Congreso
condujeron a cambios en los criterios de
asignación de las partidas presupuestales,
mas no a un verdadero federalismo fiscal. El
resultado fue paradójico, pues la democra-
tización trajo consigo la fragmentación del
poder, ya que, de una parte, el presidente
de la República dejó de ser el eje articula-
dor de la política nacional y, de otro, los
gobernadores adquirieron un poder el cual