book Percy Jackson y La Maldicion del Titan | Page 84
—Tenemos que domesticarlo. Me gustaría disponer de más tiempo para echar un vistazo por aquí. Pero
ya se ha ido.
—¿Quién?
Él no pareció oírme. Se acercó al jabalí y saltó sobre su lomo. El animal ya empezaba a abrirse paso
entre la nieve. Una vez que se liberase, no habría modo de pararlo. Grover sacó sus flautas. Se puso a
tocar una tonadilla muy rápida y lanzó una manzana hacia delante. La manzana flotó en el aire y
empezó a girar justo por encima del hocico del jabalí, que se puso como loco tratando de alcanzarla.
—Dirección asistida —murmuró Thalia—. Fantástico. —Avanzó entre la nieve y se situó de un salto
detrás de Grover.
Aún quedaba sitio de sobras para nosotros.
Zoë y Bianca caminaron hacia el jabalí.
—Una cosa —le pregunté a Zoë—. ¿Tú entiendes a qué se refiere Grover con lo de esa bendición
salvaje?
—Desde luego. ¿No lo has notado en el viento? Era muy fuerte… Creía que no volvería a sentir esa
presenc ia.
—¿Qué presencia?
Ella me miró como si fuese idiota.
—El señor de la vida salvaje, por supuesto. Por un instante, cuando ha aparecido el jabalí, he sentido la
presencia de Pan.