Anabel de la Rosa Gómez
Resiliencia y su relación
con la salud mental en el contexto educativo
Enfrentar situaciones difíciles en la vida, eventos traumáticos como un asalto, violencia doméstica, efectos de alguna catástrofe natural, enfermedades crónicas, muerte de un ser querido, etc., estará mediado por el grado de resiliencia desarrollado en la propia persona; que hace referencia a la capacidad de adaptación ante cualquier cambio drástico que ocurra en el transcurso de la vida, pero, ¿Qué es lo que permite esa adaptación para superar la adversidad?
En general, se ha definido la resiliencia como la capacidad para exhibir respuestas adaptativas ante condiciones de riesgo, la cual combina un conjunto de atributos personales adquiridos a través del desarrollo psicológico y a partir del contacto con factores protectores disponibles en los entornos propios de las personas en riesgo (Gaxiola & Frías, 2007). La resiliencia es una inferencia basada en las diferencias individuales respecto a la respuesta al estrés o adversidad (Rutter, 2007).
El constructo resiliencia inicia en los 80´s tras el concepto de vulnerabilidad, ambos, a pesar de ser opuestos, se originan del inglés to cope with (“enfrentar”, “no derrumbarse”, “asumir”) y del francés invulnérabilité, que significa “invulnerabilidad” (Campo, Granados, Muñoz, Rodríguez y Trujillo, 2011; Cyrulnik, Tomkiewicz, Guénard, Vanistendael y Manciaux, 2004); sin embargo, desde una perspectiva biopsicosocial y cultural se propone que el ser resiliente permite al individuo alcanzar el equilibrio que da como resultado un estado de bienestar (González y Valdez, 2005).
En la última década, el estudio de perfiles y procesos resilientes se ha convertido en tópico de interés debido a que se asocia con mecanismos de adaptación que tienen impacto en la salud mental del individuo. La resiliencia no es unidimensional o un atributo dicotómico que las personas tienen o no tienen; implica la posesión de múltiples habilidades en varios grados que ayudan a los individuos afrontar situaciones diversas (Palomar & Gómez, 2010). Constituye un proceso dinámico e interactivo entre las características de personalidad y los contextos (Luthar, Cicchetti & Becker, 2000). Asimismo, está relacionada con la confianza y el optimismo ante la adversidad, porque permite al individuo reconocer sus propias posibilidades, confiar en la ayuda que pueda obtener de los demás y el manejo de las contingencias situacionales ante las cuales debe saber resistir y acometer, preservando la calidad de vida, teniendo en cuenta que las condiciones para la consecución de las metas no siempre son favorables y existen diferentes obstáculos que superan al individuo, ya sea en lo personal, lo interpersonal, el sistema y contexto propio en el cual el individuo se desarrolla y debe subsistir.
En la última década, el estudio de perfiles y procesos resilientes se ha convertido en tópico de interés debido a que se asocia con mecanismos de adaptación que tienen impacto en la salud mental del individuo. La resiliencia no es unidimensional o un atributo dicotómico que las personas tienen o no tienen; implica la posesión de múltiples habilidades en varios grados que ayudan a los individuos afrontar situaciones diversas (Palomar & Gómez, 2010). Constituye un proceso dinámico e interactivo entre las características de personalidad y los contextos (Luthar, Cicchetti & Becker, 2000). Asimismo, está relacionada con la confianza y el optimismo ante la adversidad, porque permite al individuo reconocer sus propias posibilidades, confiar en la ayuda que pueda obtener de los demás y el manejo de las contingencias situacionales ante las cuales debe saber resistir y acometer, preservando la calidad de vida, teniendo en cuenta que las condiciones para la consecución de las metas no siempre son favorables y existen diferentes obstáculos que superan al individuo, ya sea en lo personal, lo interpersonal, el sistema y contexto propio en el cual el individuo se desarrolla y debe subsistir.
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