Boletín SUAyED NOVIEMBRE | Page 7

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De acuerdo con lo anterior, es importante lograr que los portadores del virus comprendan y asuman la necesidad de buscar ayuda, ya que existe una relación entre la enfermedad física y diferentes problemas de orden psicológico. En esta línea de pensamiento, se ha documentado que la educación y las intervenciones orientadas al entrenamiento en resolución de problemas y la toma de decisiones activas resultan más efectivas que aquellas que buscan una aceptación pasiva de la enfermedad y de la situación actual del paciente. Se debe señalar que el trabajo con la espiritualidad es transcendental en este punto; la espiritualidad puede contribuir a cambiar el significado de la vida y su propósito, lo cual ayuda con el sufrimiento y la desesperanza. De esta manera, el trabajo dirigido a cambiar la percepción, el significado, el sentido de la existencia y la vida, así como la construcción de narrativas alternativas para representar su situación, su condición de salud, serán un proceso fundamental.

En conclusión, acompañar, apoyar, entrenar y enseñar a las personas que tienen VIH cómo enfrentar la discriminación, el estigma social y las consecuencias de la enfermedad, es una manera de contribuir con su bienestar, con su desarrollo personal y con la adquisición de recursos psicológicos y conductuales que puedan utilizar para manejar situaciones de aislamiento, violencia, humillación, maltrato y otras condiciones que minen sus derechos más fundamentales.

No obstante que el miedo y la ansiedad derivadas del suceso traumático existen en todo el mundo, su experiencia subjetiva se ve modelada por factores específicos de cada cultura (Barlow, 2002); en el caso de la evaluación de las reacciones postraumáticas, el estilo de vida y pautas culturales en una sociedad determinada influyen directamente en la respuesta. Es así, que existen diversos factores pretraumáticos, peritraumáticos y postraumáticos que influyen sobre las posibles respuestas a algún tipo de evento estresante.

En conclusión, acompañar, apoyar, entrenar y enseñar a las personas que tienen VIH cómo enfrentar la discriminación, el estigma social y las consecuencias de la enfermedad, es una manera de contribuir con su bienestar, con su desarrollo personal y con la adquisición de recursos psicológicos y conductuales que puedan utilizar para manejar situaciones de aislamiento, violencia, humillación, maltrato y otras condiciones que minen sus derechos más fundamentales.

Referencias

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