Artículo Central
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Debido a esto, las disciplinas que se pueden clasificar como ciencias sociales se enfrentan con el reto de replantear su trabajo para responder de manera adecuada a los desafíos de la sociedad actual, y este replanteamiento sugiere el cruce y la intersección de conocimientos para responder a las exigencias prácticas que se han ignorado por la fragmentación del trabajo unidisciplinar (Luego-González, 2012).
La psicología como ciencia no es la excepción para lo antes comentado, en un caso más particular, los fenómenos psicológicos caracterizados por la conducta representan este objeto de estudio cambiante para la psicología, en donde se agregan componentes contextuales y situacionales diferentes en la época actual, siendo un claro ejemplo la inclusión de las tecnologías de la información en las tareas cotidianas lo que trae consigo nuevas maneras de aprender, de relacionarse y de valorar a la sociedad; o la violencia de género en una sociedad que no acepta el fenómeno como algo normal o natural, como se aceptaba antaño. Este cambio implica que la psicología tenga que replantear sus métodos epistemológicos y hasta sus principios conceptuales.
La psicología como ciencia tiene varias opciones para responder a estos fenómenos, comenzando por el entendimiento de los múltiples factores situacionales que detonan el evento. Es decir, el ciber-acoso está dado por la inclusión de las redes sociales como modo de convivencia habitual (González-García, 2016; Cárdenas-Guzmán, 2015); y en otro ejemplo, la adherencia terapéutica a un tratamiento médico se ve afectada no sólo por valoraciones personales sobre la propia salud, sino por el apoyo familiar, el contacto con el personal sanitario involucrado en la situación, así como características de la enfermedad en cuestión (Zurera-Delgado, Caballero-Villarrasco y Ruiz-García, 2014; Alfonso y Grau-Abalo, 2004).
El reconocimiento de los factores que explican el fenómeno da como resultado la necesidad de un trabajo multidisciplinario, entendido como el estudio del objeto de una disciplina por medio de la reunión de otras disciplinas, lo que implica el establecimiento de límites epistemológicos y filosóficos de cada una de las disciplinas que se vean involucradas (Luego-González, 2012). Como ejemplo de esto, la psicología organizacional desde un punto de vista multidisciplinario no extenderá su ejercicio al estudio de las finanzas organizacionales, o a la incorporación de elementos conceptuales de la administración de empresas, en cambio, retomará su estudio de la conducta humana en contextos laborales con la aportación independiente y delimitada de las disciplinas que mantengan relación con el fenómeno laboral a estudiar.
Dicha modalidad de trabajo ha sido retomada ampliamente en situaciones que ameriten la participación de profesionistas involucrados en el fenómeno, y resulta interesante como el conocimiento de cada disciplina aporta herramientas de trabajo para la solución de fenómenos complejos, principalmente en temas referentes a la educación y salud (Guevara-Benítez, 2012; Baltar De Andrade, Carrasco-Aguilar, Jensen-Bofill, Villegas-Fernández y Tapia-Rojas, 2012).
El trabajo multidisciplinar del psicólogo responde a una hibridación o amalgama de disciplinas que buscan resolver problemas sociales complejos con mayor precisión, lo cual implica una fase natural e inevitable de la evolución de las ciencias sociales y representa el pináculo del ciclo de vida de dichas disciplinas (Giménez, 2008).
La multidisciplina, así como los siguientes niveles de acción entre profesionistas como lo son la interdisciplina y la transdisciplina (cada uno con sus propias acepciones), han generado una amplia discusión entre la comunidad científica en cuanto a su efectividad y validez, partiendo primeramente desde la imprecisión en el establecimiento de la modalidad de trabajo por el uso negligente de los prefijos multi/inter/trans en el afán de cumplir con una expectativa académica pretenciosa, la ambigüedad en la definición del objeto de estudio por las disciplinas involucradas en el trabajo conjunto, en los métodos empleados, en el nivel de análisis que se hace de los datos, y en las conclusiones a las que se llega con la intervención (Carrillo e Inclán, 2014); aun así, sus bondades son reconocidas y han sido exploradas por psicólogos y otros profesionales de las ciencias sociales y de la salud. Entre dichas bondades tenemos la consideración y valoración de puntos de vista diferentes de un mismo fenómeno; el análisis y la reflexión sobre los propios límites disciplinares; el cuestionamiento de teorías, métodos y modelos epistemológicos; y principalmente, el entendimiento del papel que juega la ciencia y el conocimiento científico en la solución de problemas contemporáneos de la humanidad (Grisolía-Cardona, 2008)
En este sentido, resulta imperativo que el psicólogo responda de manera efectiva ante la demanda de acción de una sociedad con problemáticas en aumento por las nuevas condiciones globales, y la forma de asegurar esta respuesta es incluir desde la formación del psicólogo la visión del trabajo multidisciplinario, sin caer en asunciones o atribuciones por el simple hecho de utilizar el prefijo “multi” en proyectos de investigación o intervención, sino generar productos que replanteen las prácticas actuales y fomenten el cruce de conocimientos con una firme intención de solución de problemas sociales (Piña-López, 2010).
Dicho lo anterior, el trabajo multidisciplinario que realice el psicólogo contribuirá al desarrollo de la propia disciplina, pero principalmente, permitirá responder a la responsabilidad que como profesionistas asumimos ante la sociedad.
Referencias:
Alfonso, L.M. & Grau-Abalo, J.A. (2004). La investigación de la adherencia terapéutica como un problema de la psicología de la salud. Psicología y Salud, 14(001), pp. 89-99. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/291/29114110.pdf
Baltar De Andrade, M.J., Carrasco-Aguilar, C., Jensen-Bofill, D., Villegas-Fernández, C. & Tapia-Rojas, N. (2012). El trabajo Interdisciplinario entre psicólogos y profesores: Estudio cualitativo sobre los significados de asesores técnicos en educación respecto de su experiencia como equipo de trabajo. Revista de Psicología, 21(2). Recuperado de: http://www.revistapsicologia.uchile.cl/index.php/RDP/article/viewFile/25842/27170
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Zurera-Delgado, I., Caballero.Villarrasco, M.T., Ruiíz-García, M. (2014). Análisis de los factores que determinan la adherencia terapéutica del paciente hipertenso. Enfermería Nefrológica, 17(4), pp. 251-260. Recuperado de: http://scielo.isciii.es/pdf/enefro/v17n4/03_original2.pdf
inclusión de las redes sociales como modo de convivencia habitual (González-García, 2016; Cárdenas-Guzmán, 2015); y en otro ejemplo, la adherencia terapéutica a un tratamiento médico se ve afectada no sólo por valoraciones personales sobre la propia salud, sino por el apoyo familiar, el contacto con el personal sanitario involucrado en la situación, así como características de la enfermedad en cuestión (Zurera-Delgado, Caballero-Villarrasco y Ruiz-García, 2014; Alfonso y Grau-Abalo, 2004).
El reconocimiento de los factores que explican el fenómeno da como resultado la necesidad de un trabajo multidisciplinario, entendido como el estudio del objeto de una disciplina por medio de la reunión de otras disciplinas, lo que implica el establecimiento de límites epistemológicos y filosóficos de cada una de las disciplinas que se vean involucradas (Luego-González, 2012). Como ejemplo de esto, la psicología organizacional desde un punto de vista multidisciplinario no extenderá su ejercicio al estudio de las finanzas organizacionales, o a la incorporación de elementos conceptuales de la administración de empresas, en cambio, retomará su estudio de la conducta humana en contextos laborales con la aportación independiente y delimitada de las disciplinas que mantengan relación con el fenómeno laboral a estudiar.
Dicha modalidad de trabajo ha sido retomada ampliamente en situaciones que ameriten la participación de profesionistas involucrados en el fenómeno, y resulta interesante como el conocimiento de cada disciplina aporta herramientas de trabajo para la solución de fenómenos complejos, principalmente en temas referentes a la educación y salud (Guevara-Benítez, 2012; Baltar De Andrade, Carrasco-Aguilar, Jensen-Bofill, Villegas-Fernández y Tapia-Rojas, 2012).
El trabajo multidisciplinar del psicólogo responde a una hibridación o amalgama de disciplinas que buscan resolver problemas sociales complejos con mayor precisión, lo cual implica una fase natural e inevitable de la evolución de las ciencias sociales y representa el pináculo del ciclo de vida de dichas disciplinas (Giménez, 2008).
La multidisciplina, así como los siguientes niveles de acción entre profesionistas como lo son la interdisciplina y la transdisciplina (cada uno con sus propias acepciones), han generado una amplia discusión entre la comunidad científica en cuanto a su efectividad y validez, partiendo primeramente desde la imprecisión en el establecimiento de la modalidad de trabajo por el uso negligente de los prefijos multi/inter/trans en el afán de cumplir con una expectativa académica pretenciosa, la ambigüedad en la definición del objeto de estudio por las disciplinas involucradas en el trabajo conjunto, en los métodos empleados, en el nivel de análisis que se hace de los datos, y en las conclusiones a las que se llega con la intervención (Carrillo e Inclán, 2014); aun así, sus bondades son reconocidas y han sido exploradas por psicólogos y otros profesionales de las ciencias sociales y de la salud. Entre dichas bondades tenemos la consideración y valoración de puntos de vista diferentes de un mismo fenómeno; el análisis y la reflexión sobre los propios límites disciplinares; el cuestionamiento de teorías, métodos y modelos epistemológicos; y principalmente, el entendimiento del papel que juega la ciencia y el conocimiento científico en la solución de problemas contemporáneos de la humanidad (Grisolía-Cardona, 2008)
En este sentido, resulta imperativo que el psicólogo responda de manera efectiva ante la demanda de acción de una sociedad con problemáticas en aumento por las nuevas condiciones globales, y la forma de asegurar esta respuesta es incluir desde la formación del psicólogo la visión del trabajo multidisciplinario, sin caer en asunciones o atribuciones por el simple hecho de utilizar el prefijo “multi” en proyectos de investigación o intervención, sino generar productos que replanteen las prácticas actuales y fomenten el cruce de conocimientos con una firme intención de solución de problemas sociales (Piña-López, 2010).
Dicho lo anterior, el trabajo multidisciplinario que realice el psicólogo contribuirá al desarrollo de la propia disciplina, pero principalmente, permitirá responder a la responsabilidad que como profesionistas asumimos ante la sociedad.
Referencias:
Alfonso, L.M. & Grau-Abalo, J.A. (2004). La investigación de la adherencia terapéutica como un problema de la psicología de la salud. Psicología y Salud, 14(001), pp. 89-99. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/291/29114110.pdf
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lo que implica el establecimiento de límites epistemológicos y filosóficos de cada una de las disciplinas que se vean involucradas (Luego-González, 2012). Como ejemplo de esto, la psicología organizacional desde un punto de vista multidisciplinario no extenderá su ejercicio al estudio de las finanzas organizacionales, o a la incorporación de elementos conceptuales de la administración de empresas, en cambio, retomará su estudio de la conducta humana en contextos laborales con la aportación independiente y delimitada de las disciplinas que mantengan relación con el fenómeno laboral a estudiar.
Dicha modalidad de trabajo ha sido retomada ampliamente en situaciones que ameriten la participación de profesionistas involucrados en el fenómeno, y resulta interesante como el conocimiento de cada disciplina aporta herramientas de trabajo para la solución de fenómenos complejos, principalmente en temas referentes a la educación y salud (Guevara-Benítez, 2012; Baltar De Andrade, Carrasco-Aguilar, Jensen-Bofill, Villegas-Fernández y Tapia-Rojas, 2012).
El trabajo multidisciplinar del psicólogo responde a una hibridación o amalgama de disciplinas que buscan resolver problemas sociales complejos con mayor precisión, lo cual implica una fase natural e inevitable de la evolución de las ciencias sociales y representa el pináculo del ciclo de vida de dichas disciplinas (Giménez, 2008).
La multidisciplina, así como los siguientes niveles de acción entre profesionistas como lo son la interdisciplina y la transdisciplina (cada uno con sus propias acepciones), han generado una amplia discusión entre la comunidad científica en cuanto a su efectividad y validez, partiendo primeramente desde la imprecisión en el establecimiento de la modalidad de trabajo por el uso negligente de los prefijos multi/inter/trans en el afán de cumplir con una expectativa académica pretenciosa, la ambigüedad en la definición del objeto de estudio por las disciplinas involucradas en el trabajo conjunto, en los métodos empleados, en el nivel de análisis que se hace de los datos, y en las conclusiones a las que se llega con la intervención (Carrillo e Inclán, 2014); aun así, sus bondades son reconocidas y han sido exploradas por psicólogos y otros profesionales de las ciencias sociales y de la salud. Entre dichas bondades tenemos la consideración y valoración de puntos de vista diferentes de un mismo fenómeno; el análisis y la reflexión sobre los propios límites disciplinares; el cuestionamiento de teorías, métodos y modelos epistemológicos; y principalmente, el entendimiento del papel que juega la ciencia y el conocimiento científico en la solución de problemas contemporáneos de la humanidad (Grisolía-Cardona, 2008)
En este sentido, resulta imperativo que el psicólogo responda de manera efectiva ante la demanda de acción de una sociedad con problemáticas en aumento por las nuevas condiciones globales, y la forma de asegurar esta respuesta es incluir desde la formación del psicólogo la visión del trabajo multidisciplinario, sin caer en asunciones o atribuciones por el simple hecho de utilizar el prefijo “multi” en proyectos de investigación o intervención, sino generar productos que replanteen las prácticas actuales y fomenten el cruce de conocimientos con una firme intención de solución de problemas sociales (Piña-López, 2010).
Dicho lo anterior, el trabajo multidisciplinario que realice el psicólogo contribuirá al desarrollo de la propia disciplina, pero principalmente, permitirá responder a la responsabilidad que como profesionistas asumimos ante la sociedad.
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