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En la consulta privada de psicología, el conocer los avances de la ciencia, así como las variaciones en los criterios de diagnóstico, permite un mejor abordaje de cada caso, así como una mejor asesoría y acompañamiento hacia la familia, cuidadores y profesores; buscando alcanzar el mayor potencial del niño y una mejor calidad de vida para él y su familia.
Dicha modalidad de trabajo ha sido retomada ampliamente en situaciones que ameriten la participación de profesionistas involucrados en el fenómeno, y resulta interesante como el conocimiento de cada disciplina aporta herramientas de trabajo para la solución de fenómenos complejos, principalmente en temas referentes a la educación y salud (Guevara-Benítez, 2012; Baltar De Andrade, Carrasco-Aguilar, Jensen-Bofill, Villegas-Fernández y Tapia-Rojas, 2012).
El trabajo multidisciplinar del psicólogo responde a una hibridación o amalgama de disciplinas que buscan resolver problemas sociales complejos con mayor precisión, lo cual implica una fase natural e inevitable de la evolución de las ciencias sociales y representa el pináculo del ciclo de vida de dichas disciplinas (Giménez, 2008).
La multidisciplina, así como los siguientes niveles de acción entre profesionistas como lo son la interdisciplina y la transdisciplina (cada uno con sus propias acepciones), han generado una amplia discusión entre la comunidad científica en cuanto a su efectividad y validez, partiendo primeramente desde la imprecisión en el establecimiento de la modalidad de trabajo por el uso negligente de los prefijos multi/inter/trans en el afán de cumplir con una expectativa académica pretenciosa, la ambigüedad en la definición del objeto de estudio por las disciplinas involucradas en el trabajo conjunto, en los métodos empleados, en el nivel de análisis que se hace de los datos, y en las conclusiones a las que se llega con la intervención (Carrillo e Inclán, 2014); aun así, sus bondades son reconocidas y han sido exploradas por psicólogos y otros profesionales de las ciencias sociales y de la salud. Entre dichas bondades tenemos la consideración y valoración de puntos de vista diferentes de un mismo fenómeno; el análisis y la reflexión sobre los propios límites disciplinares; el cuestionamiento de teorías, métodos y modelos epistemológicos; y principalmente, el entendimiento del papel que juega la ciencia y el conocimiento científico en la solución de problemas contemporáneos de la humanidad (Grisolía-Cardona, 2008)
En este sentido, resulta imperativo que el psicólogo responda de manera efectiva ante la demanda de acción de una sociedad con problemáticas en aumento por las nuevas condiciones globales, y la forma de asegurar esta respuesta es incluir desde la formación del psicólogo la visión del trabajo multidisciplinario, sin caer en asunciones o atribuciones por el simple hecho de utilizar el prefijo “multi” en proyectos de investigación o intervención, sino generar productos que replanteen las prácticas actuales y fomenten el cruce de conocimientos con una firme intención de solución de problemas sociales (Piña-López, 2010).
Dicho lo anterior, el trabajo multidisciplinario que realice el psicólogo contribuirá al desarrollo de la propia disciplina, pero principalmente, permitirá responder a la responsabilidad que como profesionistas asumimos ante la sociedad.
El trabajo multidisciplinar del psicólogo responde a una hibridación o amalgama de disciplinas que buscan resolver problemas sociales complejos con mayor precisión, lo cual implica una fase natural e inevitable de la evolución de las ciencias sociales