Fase Dos: 400-800 Los Bárbaros
Durante los 100 años de paz para el Cristianismo (310 a 410) había poco esfuerzo oficial de la iglesia por evangelizar las naciones bárbaras hacia el norte. En cambio, el nominalismo y la tranquilidad del Cristianismo oficial hizo poco para empañar la corriente de corrupción interna en Roma y el Imperio dio lugar a la decadencia y la invasión de los visigodos, ostrogodos, vándalos, etc.
Pero el resultado de esto fue que los romanos perdieron la parte occidental del Imperio mientras que los bárbaros, en el verdadero sentido, ganaron la fe cristiana.
Durante los 400 años luego de la caída de Roma, la orden cristiana benedictina estableció 1.000 misiones por todo el Imperio Occidental. Evangelistas ambulantes como Colombo (irlandés) y Bonifacio (alemán) no deben necesariamente ser juzgados junto con los monjes mundanos y legalistas de los días de Lutero.
Hacia el fin del período, Carlomagno se levantó como una especie de Constantino. Adoptó ideales cristianos, pero no se extendió en un serio esfuerzo misional hacia las fronteras del norte - los escandinavos, los vikingos.
Fase Tres: Vikingos
Los pueblos no evangelizados en el norte invadieron el cómodo, pero no evangelizador, Imperio en el sur. Eran marineros vikingos y tomaron numerosos centros cristianos en las islas y en las costas. A diferencia de los parcialmente evangelizados bárbaros que invadieron Roma, estos invasores eran totalmente no alcanzados y destruyeron iglesias, bibliotecas y creyentes.
Los hombres del norte no cesan de asesinar y llevar cautivos a los cristianos, de destruir las iglesias e incendiar los pueblos. Por todas partes, no hay más que cuerpos muertos - cleros y laicos, nobles y comunes, mujeres y niños. No hay camino ni lugar donde el suelo no esté cubierto con cadáveres. Vivimos en aflicción y angustia ante este espectáculo de la destrucción de los cristianos. (Christopher Dawson, Religión y la Ascención de la Cultura Occidental, p. 87)
Pero, una vez más, el poder del cristianismo se mostró a sí mismo. Los conquistadores se convirtieron en los conquistados. A menudo, eran los mojes vendidos como esclavos o las jovencitas cristianas forzadas a ser sus esposas y amantes quiénes eventualmente ganaron a esos salvajes del norte.
Las iglesias y monasterios se habían vuelto opulentos en la segunda fase, y es por esto que los vikingos estaban tan atraídos a ellos. Así que hubo un refinamiento que vino a las iglesias a medida que la devastación se expandió. La fase llegó a su fin con otro hombre cristiano poderoso, Inocencio III, pero no hubo misiones impulsadas hacia los pueblos más allá de Europa.