BOLETÍN N°36 DE LA SACRAMENTAL DE SANTA MARTA. LOS MOLARES. 2019 BOLETÍN 36 | Page 19

Santísimo Sacramento y Santa Marta - 2019 19 UNA VIDA CONSAGRADA A CRISTO Corrían los tiempos de D. José Sánchez Barahona como párroco de la iglesia de Santa Marta en Los Molares, cuando las vocaciones afloraron como nunca más ocurriera. Hubo tres hermanas de la Cruz nacidas en nuestros pueblo, ejemplos de bondad, trabajo y entrega a Jesucristo. Una de ellas fue una niña llamada María Francisca Gómez Revuelta, que con devoción salió de su casa aún muy joven para acudir a la llamada de Dios, pero Éste tendría preparado para ella una vida corta pues en el cielo la estaba esperando y muy joven dejó este mundo. La describen como humilde y de condiciones ejemplares aquellos que la conocieron y fue testimonio de aceptación de la enfermedad que le vino y llegó a morir en olor a santidad por su bondad ante aquello que vivió. Otra de nuestras hermanas de la cruz desde pequeña, la hermana Marta poseía en su interior el carisma de Santa Ángela, emprendió su camino de fe con humildad y con intención de desprenderse de toda riqueza y de todos los bienes materiales como así lo hiciera la Santa fundadora de esa congregación. Entregó su vida en la que económicamente no tenía falta alguna y lo cambió por servir a los pobres y a Dios. Estaba estudiando y dejó esos estudios por formarse como monja, con la rigidez y humildad que caracteriza a estas mujeres de caridad infinita. La hermana Marta, cuyo nombre adoptó por devoción y fidelidad a su Patrona, pasó su vida trabajando con los pobres de superiora en Pizarra, Las Cabezas y en Córdoba, donde murió después de 30 años allí. Marta, con un halo de santidad nos dejó el día 29 de julio de 2016, como gran devota de Santa Marta que fue no podría morir en otra fecha. La última hermana de la Compañía de la Cruz de nuestro pueblo en dejar esta vida terrenal fue Encarnación Gómez, la hermana Esperanza como así se llamó en su quehacer como monja. Ella tenía un carisma especial desde muy niña y sus virtudes y su intención de ayuda a quien más lo necesitaba, además de su valentía, le hicieron dejar su vida en el pueblo y ofrecérsela a Dios y a los demás. Con tan sólo 17 años vistió los hábitos de la congregación y trabajo por aquellos que mas necesidades tenían, como lo hiciera madre Ángela de la Cruz. Su don de buen mando y organización la hicieron madre superiora en los conventos que fueron su casa durante tantos y tantos años como el de Jerez de los Caballeros o el de Alcázar de San Juan, donde terminaría su piadosa vida. Su sobrina María José nos contaba como en sus últimos meses de vida recordaba a la perfección el himno de Santa Marta y su cariño y devoción a nuestra Patrona seguían intactos a pesar de llevar casi toda su vida fuera de nuestro pueblo. Sin duda su bondad y cariño se vislumbraban en esa sonrisa con la que entonaba los sones a nuestra Santa. Me cuentan, que tiene la familia algunas de las estampas de Santa Marta que ella siempre llevó consigo, que honor tenerlas y conservarlas. Y como en su día de partida dijeran a la familia las hermanas de su congregación, recémosle porque ella también es santa. Este ejemplo de las hermanas de la Cruz de atender a los pobres haciéndote pobre, durmiendo en una tabla, comiendo con cuchara de madera y dejando toda riqueza, es sin duda digno de admiración en los tiempos en los que vivimos. Fruto de éste párroco, D. José, también se recuerda al padre misionero D. Carlos Guillena Rodríguez con su vida entera entregada a las misiones y a aquellos que más lo necesitaban, acogiendo a los niños sin casa ni familia y a los que asistió como un padre, cuidándolos y atendiéndolos. Sudamérica, Brasil, fue su casa pero él jamás abandonó su devoción y su amor por su pueblo, al que siempre llevó en el corazón hasta la hora de su muerte. Sin duda es un ejemplo de entrega a los demás y de ser un fiel seguidor de las obras y los pasos de Cristo. Su familia y su pueblo lo tendrán siempre en su corazón y en su recuerdo pues su bondad y su trabajo quedará siempre como ejemplo de caridad con el prójimo y humanidad.