BOLETÍN N°36 DE LA SACRAMENTAL DE SANTA MARTA. LOS MOLARES. 2019 BOLETÍN 36 | Page 20
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Santísimo Sacramento y Santa Marta - 2019
Y la última vocación molareña que dejó este mundo, hace apenas un mes, es nuestro hermano
sacerdote D. Andrés Gómez Coronilla, que dedicó su vida a llevar la palabra de Dios por todas allá
donde fue enviado.
Desde niño apegado a nuestra parroquia como monaguillo y ayudando en lo que su corta edad le
permitía. Estudió en el colegio Salesiano de Utrera y ya con 12 años se fue al seminario a seguir los
pasos de Cristo. De nuevo D. José Sánchez Barahona estuvo de manera influyente preparando su
entrada al seminario.
Con 24 años comenzó como sacerdote en El Madroño y Berrocal, de allí pasaría al Cerro del Águila
y más tarde a la barriada de “ los pajaritos”, barrio difícil en el que fue el primer párroco de esta
parroquia cuyos comienzos fueron de su mano. Después pasaría en Brenes 21 años y de ese pueblo
pasó a ser adscrito en Santa María de Carmona. Pero al quedar su pueblo sin párroco y la iglesia sin
pastor pidió volver a su casa, donde comenzaría su ardua labor y su incesante esfuerzo por hacer de
su parroquia un templo digno de admiración. Emprendió toda una tarea de renovación de la iglesia
con escritos al arzobispo dos Carlos Amigo y entrevistas con el entonces presidente de la Junta José
Rodríguez de la Borbolla, Condesa de Los Molares...y tantos y tantos amigos y parroquianos a los que
pidió ayuda para tal hazaña. Volvió a Carmona y de allí pasó a vivir sus últimos años de plenitud en su
pueblo y junto a su familia. Su gran entusiasmo por fomentar la devoción a la Patrona y el esplendor
de la casa de Dios, pasa por la creación de las capillas por calles, los martes de Santa Marta, su himno,
altares, cuadros….la prueba de su trabajo quedará siempre como legado y patrimonio de la
parroquia y nuestro pueblo. Su peculiar humor y su forma de ver la vida, su sinceridad de
pensamiento y corazón lo hacían un ser muy especial, generoso con todos, a los que daba y cubría
necesidades. Jamás faltó un día a visitar a su tía Dolores, jamás una onomástica sin felicitar, una misa
desde su casa para ofrecerla por la enfermedad o la necesidad de alguien, su encomendación a su
Virgen Dolorosa para su prima Lola y tantas y tantas cosas más. La palabra que más repitió, después
de gracias, fue perdón pues como humano tenía sus fallos y faltas pero no conocía el rencor y andaba
siempre presuroso a redimir su error. Se rindió a los pies del Señor durante toda su vida y se la ofreció
de lleno y a Él sirvió siempre como haría Marta en su día.
Con estas breves palabras queremos recordarlos y mantenerlos en nuestro recuerdo y oraciones
ahora que no están entre. Podemos sentirnos orgullosos de haber contado entre nuestros paisanos
con tres hermanas de la cruz y dos sacerdotes que dieron su vida a los demás, con una humildad
desmedida con esfuerzo diario y oración, y demostrar al mundo que cuando te unes a Dios y vives por
y para Él la felicidad es lo único que te llena y el amor es lo único que habita en ti.
Molares ha sido ejemplo del amor por su Patrona en esa entrega que Marta hiciera al Señor en su
casa de Betania, entregar todo lo que tenía, su riqueza, su tiempo, su esfuerzo y su amor. Así lo
hicieron ellos, entregarse de lleno a Cristo desde su trabajo y su adoración al Santísimo.
Que Dios los tenga siempre en su gloria y Santa Marta los acompañe en la vida eterna.
Rosario Caballero.