BOLETÍN N°36 DE LA SACRAMENTAL DE SANTA MARTA. LOS MOLARES. 2019 BOLETÍN 36 | Page 17
Santísimo Sacramento y Santa Marta - 2019
17
DE NUESTRA QUERIDA DOLORES
QUE DESDE EL CIELO NOS CUIDA
Marta cuida de los míos, pues mi fe en ti es inigualable, el reflejo de mi soledad me hace
reluciente a los ojos de ellos, lo noto, lo sé.
No hay mayor creencia para resistir que la voluntad a tu semejanza, deja que el tiempo cure
mi herida y las suyas pero siempre de tu mano, responde a todas las dudas que no supe en este
tiempo atrás, sabes que mi mano andará rondando el sendero de sus vidas, con tu ayuda y la
mía, Marta, cuida de los míos.
Siempre estarás en nuestro corazón mamá.
Damián Gómez Reina
DE TU MANO VA MI FE
Corría el año 1973, en una familia humilde molareña hubo un nacimiento, el cual se
complicó corriendo peligro la vida del pequeño.
Durante tres largos meses estuvo luchando aferrándose a la vida y su familia junto a el en
todo momento, vivía la ilusión de tenerlo con ellos. Los médicos al ver la evolución del niño
se pusieron en lo peor y la familia decidió bautizarlo en el mismo hospital.
Pero contra todo pronóstico el pequeño comenzó a mejorar sus constantes vitales y sus
ganas de vivir dejaron a sus médicos sorprendidos. Al pasar el tiempo y comprobar que no se
podía hacer nada más por el, se le dio el alta hospitalaria que coincidió con un día muy
señalado, el seis de enero, día de reyes.
Lloviendo a cántaros y con la ilusión de llevar por primera vez a su hijo a casa, la madre
abandonó el hospital, con la idea de presentar el niño a Ntra. Sra. de Consolación de Utrera,
como era tradición en su familia. Al encontrarse el Santuario cerrado, se encaminó
directamente a su hogar. Pero algo sintió en su interior que le hizo acudir a la Parroquia del
pueblo, estando también cerrada. Pero en esta ocasión llamó a la casa rectoral y la recibió el
sacerdote, el cual le abrió las puertas del templo. Una vez en su interior y en la intimidad de
estar a solas, la madre presentó al hijo ante la bellísima Imagen de Santa Marta.
Pasaron los años y recuerdo que por aquel entonces la Procesión de la Patrona de cada
veintinueve de julio tenía lugar por la mañana. Un año, en una de las levantás del paso,
Santa Marta perdió el acetre de plata que cuelga de su mano. En un gesto espontáneo y
lleno de emotividad, un grupo de molareños alzaron al niño para que, recogiera el acetre y
volviese a colocarlo en la mano de la Patrona. En este momento de cercanía, este niño
quedó prendado de la belleza de la Sagrada Imagen.
Desde entonces este niño se hizo hombre caminando junto a Santa Marta cada día
veintinueve y un año, de nuevo un deseo cumplido. Le preguntaron si querría ser costalero