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Colombia cuenta de una diversidad de
formas de acción colectiva, de movimientos y movilizaciones por la educación: tradicionales, emergentes, inéditas y alternativas,
que confluyen en propósitos comunes: las
luchas por una educación como derecho,
pública, gratuita, obligatoria; por el reconocimiento del maestro como profesional de
la educación y como sujeto productor de
saber, entre otros. Al hacer visibles los actores, motivos y repertorios de acción colectiva y al producir conocimiento sobre sus
resultados, se contribuye a su articulación,
difusión y al análisis de las condiciones
de posibilidad que se generan desde estos
fenómenos. También se hace visible que,
mientras por un lado se promulga la necesidad de actuar colectivamente, por otro, no
se generan condiciones para este fin, no hay
procesos sistemáticos de formación de actores colectivos o para la acción colectiva, ni
se aprende de las experiencias vividas, tampoco se realiza un acumulado histórico que
sirva de aprendizaje para nuevas acciones.
Dos casos concretos ilustran esta situación, el primero, las dificultades del magisterio colombiano para alcanzar la formulación del Estatuto Docente Único a pesar de
los 10 años de movilizaciones; el segundo,
la emergencia del movimiento estudiantil y
las posibilidades que se tienen de contribuir
a la construcción de una Ley de Educación
Superior que responda a las reales necesidades del sector educativo colombiano. Oportunidad política creada pero que no se ha
logrado canalizar en virtud de alcanzar una
movilizaciones
real incidencia en la formulación de política
pública, casos que ameritan ser estudiados
en sus diferentes dimensiones.
En este marco, y retomando algunas
razones específicas que fundamentaron la
creación del OACEP, se reitera la necesidad
de contar con un sistema de registro y monitoreo que permita reconocer las acciones
colectivas y luchas históricas que ha adelantado el magisterio colombiano, el movimiento estudiantil y otros actores y organizaciones que se interesan en los asuntos
educativos. Reconocerlas para historiarlas,
producir conocimiento sobre estas, retomar
las lecciones aprendidas e incorporarlas a
nuevas acciones. Necesidad que también
se explica por la trayectoria del movimiento
pedagógico en Colombia, en sus múltiples
expresiones, hechos que dan cuenta de una
tradición de colectivización de los educadores (grupos, redes, colectivos, movimientos, entre otras formas organizativas), que
merecen ser historiadas y reconocidas para
su visibilización y fortalecimiento.
A estos avances se suma el reconocimiento que merecen los movimientos estudiantiles, las alianzas, coaliciones y otras
formas organizativas y movilizaciones emergentes lideradas especialmente por jóvenes,
buena parte de por estudiantes universitarios que están surgiendo a nivel global y que
confluyen en la creación de nuevos repertorios pacifistas, no violentos y proactivos,
orientados a la crítica del modelo económico y a la generación de propuestas alternativas, expresiones que avizoran la con-
Boletín del Observatorio de Acciones Colectivas por la Educación y la Pedagogía en Colombia - OACEP