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y al cambio. De allí que resulte más fácil lograr objetivos pedagógicos cuando el ingreso a un proceso de aprendizaje es voluntario. Pero no siempre es así. Por ello, el diseño del proceso debe considerar los estímulos necesarios para generar en el educando la apertura al cuestionamiento. En segundo lugar, es vital que cada sujeto tenga la 12 ocasión de expresar a los otros su punto de vista, que se genere un clima de aprendizaje en el cual los puntos de vista divergentes puedan ser expresados como tales. En este aspecto, lo que cobra vital importancia es la capacidad del formador para jugar un rol efectivo de facilitador del proceso en el seno de los grupos de aprendizaje. En tercer lugar, hay que desarrollar en el seno del grupo una dinámica relacional favorable, que facilite la comunicación lateral entre los pares. Esto no es fácil ya que implica poner en movimiento en el grupo una serie de elementos conductuales que no tienen que ver directamente con los aspectos cognitivos sino más bien con los afectivos. Se trata de introducir elementos de metodología pedagógica que permita el desarrollo, sin tropiezos, de los procesos comunicacionales. Manteniéndonos siempre en el campo de los conflictos socio-cognitivos, es interesante recordar la distinción propuesta por Salomón entre aprendizaje en curva cerrada o espiral abierto. Esta distinción se aplica igualmente a las interacciones sociales. Cuando las situaciones de conflicto socio-cognitivo se dan en curva cerrada se produce el siguiente efecto: mientras más digo yo lo contrario de lo que dices tú, más te refuerzo en lo que dices, y viceversa. Es el diálogo de sordos, el círculo vicioso. Si el conflicto se da en espiral abierto, por el contrario, la confrontación de puntos de vista diferentes conduce, por definición, a un cambio ya que el espiral abierto conduce a la acomodación de las representaciones. La pregunta interesante que se desprende de este planteamiento es saber en qué condiciones el conflicto socio-cognitivo puede desarrollarse según el modelo del espiral abierto. Salomón propone tres condiciones. Primero, que al iniciarse el proceso, cada participante pueda expresar con la mayor libertad su punto de vista para que se produzca un real proceso de evocación de sus representaciones. Recordemos que no hay acomodación (cambio) sin una previa asimilación; y no hay asimilación sin activación de las representaciones mentales que cada uno ya tiene. Segundo, que el grupo pueda realizar una coordinación de los diferentes puntos de vista, pero que vaya abriendo lugar efectivo a todas las representaciones que van surgiendo. Finalmente, que intervenga un tercero. En este sentido, el rol corresponde al formador quien deberá entregar un cuadro de referencia que de cuenta de cada una de las posiciones presentes y permita superarlas en una suerte de síntesis en espiral. Otro elemento de reflexión a propósito de los conflictos socio-cognitivos, se refiere al rol que juegan específicamente los actores que confrontan sus representaciones. La idea central que se rescata aquí es que una representación que contradice una mía tendrá más peso sobre mis representaciones si yo me identifico con la fuente, con la persona que expresa esta representación; en otras palabras, el peso de una representación, en el seno de un grupo, depende del prestigio que en el grupo tiene quien la expresa o propone: el grupo le otorgará más crédito a la representación. Muy ligado con el factor anterior, y siempre en relación a la legitimidad que tiene aquel que transmite el conocimiento, es interesante levantar el tema del conocimiento “científico” frente al conocimiento “práctico”. A diferencia de los estudiantes jóvenes, los adultos que participan en situaciones de formación oscilan entre ambos marcos de referencia; en algunos casos ellos darán mucho peso a conocimientos científicos en cambio en otras ocasiones ellos buscarán conocimientos que tengan utilidad concreta en su quehacer. Esta ambivalencia no es fácil de predecir; el formador debe detectarla en cada grupo. Y es importante preocuparse por este factor ya que, como decíamos, la legitimidad que el educando otorga a la fuente del conocimiento es esencial para que ese conocimiento ingrese a su sistema de representaciones con la fuerza suficiente como para producir la acomodación. Un último factor en relación a los conflictos socio cognitivos, tiene que ver con la manera cómo opera el proceso de persuasión. La expresión de una representación que es contradictoria para una persona tendrá menos impacto cuando se percibe 31