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cognitiva del entorno a nivel de las representaciones del mundo que maneja el sujeto. En tercer lugar, la transformación cognitiva del medio, o la nueva construcción mental que el sujeto se hace de la situación, le permitirá adoptar una cierta cantidad de conductas que podrían tener un impacto sobre dicha situación y sobre el medio lo que, a su vez, permite modificar, en definitiva, la propia relación sujeto-medio. En otras palabras, el sujeto se adapta al medio en un nuevo estado de equilibrio. El conflicto cognitivo Es importante considerar que una nueva información que se incorpora no siempre resulta compatible con la representación inicial que el sujeto tiene de la situación. Justamente, denominamos conflicto cognitivo a la situación de inconsistencia entre una nueva información y la representación mental inicial que el sujeto tiene de la situación. En relación a este tema es importante dejar en claro que al hablar de conflicto cognitivo hacemos referencia al desajuste entre representaciones, es decir, nos estamos ubicando a nivel de estructuras mentales. Sin embargo, ello no significa que el conflicto surja sólo por la confrontación de ideas. Especialmente a nivel de los adultos, el conflicto puede surgir de la mera observación de prácticas diferentes o de la implementación de acciones concretas que pueden chocar con las representaciones previas que el individuo tiene; en ese momento surge el conflicto cognitivo sin que, necesariamente, el conflicto se verbalice. 9 Existen dos formas de superar este conflicto. En primer lugar, existen mecanismos que permiten transformar la información y preservar intacta la representación inicial. Se trata de dos mecanismos básicos: la individualización y la generalización. En el primer caso hablamos de la exclusión de un elemento de la categoría de análisis que genera el conflicto; en el segundo caso, hablamos de incluirlo en una categoría dejando de lado las diferencias que podrían excluirlo. Es decir, el sujeto privilegia las similitudes sobre las diferencias. En segundo lugar, el conflicto cognitivo puede resolverse mediante la transformación de la representación mental que fue confrontada a informaciones nuevas. En estos casos, el sujeto hace el esfuerzo de recomponer una nueva coherencia lógica. No obstante, este proceso atraviesa por fases intermedias en que predomina la desestructuración, la fragmentación de la coherencia lógica inicial y sólo después de un tiempo, después de haber pasado por diversas etapas intermedias, la representación encuentra una nueva coherencia lógica. La incorporación de elementos nuevos en una estructura cognitiva de acogida pueden hacerla más compleja o, por el contrario, simplificarla si esa incorporación significa eliminar elementos de análisis. Sobre la naturaleza misma de los conflictos cognitivos que conducen a los cambios en las representaciones, lo único certero que entregan las investigaciones es que se trata de un proceso muy variado. Una de las formas que asume es la siguiente: una representación se va enriqueciendo progresivamente, se va afinando y completando para, finalmente, dislocarse y cambiar. Hay quienes plantean que en toda representación hay un núcleo duro y elementos periféricos; y que el cambio se puede producir de dos maneras: o bien se produce un bombardeo progresivo a los elementos periféricos que van cambiando lentamente hasta que los cambios empiezan a penetrar el núcleo duro; o bien los cambios afectan directa y bruscamente a ese núcleo. Otra observación sobre el conflicto cognitivo es la siguiente: a pesar de que siempre el aprendizaje de representaciones nuevas pasa por lo que denominamos conflicto cognitivo, no siempre éste es vivido por la persona como conflicto. Muchas veces aprendemos cosas que pasan a integrarse a las representaciones que ya tenemos, simplemente enriqueciéndolas. Sin embargo, aunque no lo hagamos consciente, en algún momento la nueva información tuvo que activar representaciones ya existentes y, si asimilamos la nueva, significa que nuestra mente consideró la antigua como inadecuada o incompleta. Hubo entonces asimilación y acomodación, aunque no seamos conscientes de ese proceso. Sintetizando, digamos que en su relación con el medio, el individuo busca permanentemente la equilibración, que no es otra cosa que un proceso de adaptación dinámica a ese entorno. A su vez, la equilibración implica otros dos procesos indisociables: la asimilación y la acomodación. Ambos procesos, considerados en conjunto, determinan el proceso de generación de
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