que constituye su rasgo esencial. ¿Cómo se produce ese cambio dado el carácter autopoyético de su
organización? En primer lugar, hay que precisar que estamos hablando de un cambio estructural que
es continuo y que se da en (dentro de) la unidad celular; y se da como consecuencia, ya sea de su
propia dinámica interna o por las interacciones con el medio, interacciones que en todo momento la
unidad clasifica según sea su estructura. En suma, los cambios estructurales están definidos por la
dinámica interna; el medio sólo los gatilla. Esto es lo que se denomina ontogenia: el cambio estructural
de una unidad sin que esta pierda su organización, es decir, sin que deje de ser lo que esencialmente
es. Cuando consideramos la ontogenia de dos unidades autopoyéticas, se produce la situación de
acoplamiento estructural. Esto significa lo siguiente: cada unidad será para la otra un gatillo para sus
cambios estructurales, es decir, una unidad no determinará ni instruirá los cambios de la otra, sólo
ayudará a gatillarlos, conjuntamente con todos los otros elementos del medio, ya sea externo o interno;
en el fondo, lo que Maturana y Varela sostienen es que una célula no es capaz de distinguir si la
perturbación que produce su cambio proviene del medio externo o del propio organismo al cual la
célula pertenece. La unidad que cambia lo hace por su dinámica interna la cual “lee” lo que el medio
gatilla según su propia estructura. Ahora intentaremos comprender cómo se da la evolución orgánica
que ha conducido a la gran variedad de seres vivos que hoy existen. Ello significa entender los
mecanismos históricos de transformación estructural. Sin comprender este tema, no hay comprensión
plena del fenómeno del conocer. La historia de cambio estructural de un ser vivo es su ontogenia. En
esta historia, todo ser vivo parte con una estructura inicial y nace en un determinado medio. Dicho
medio o contexto tiene, a su vez, su propia dinámica estructural la que es operacionalmente distinta
de la dinámica del ser vivo. Este es un punto crucial. Como observadores, hemos distinguido al ser
vivo de su medio (trasfondo o contexto) y hemos caracterizado a ambos y cada uno con una
organización determinada. Con ello hemos optado por distinguir dos estructuras que van a ser
consideradas operacionalmente independientes una de la otra -ser vivo y medio- y entre las cuales se
da una congruencia estructural necesaria o acoplamiento estructural (adaptación); si no se da esa
adaptación la unidad desaparece. Dada esa congruencia estructural, una perturbación del medio no
especifica (o no instruye) sino sólo estimula un efecto en el ser vivo; es este ser vivo, en su estructura
interna, el que determina cuáles serán sus efectos. De allí proviene el concepto que utilizamos de
“gatillar” un efecto: los cambios que resultan de la interacción entre el ser vivo y su medio son
desencadenados por el agente perturbador y determinados en su estructura por el ser perturbado. Y
lo mismo ocurre con el medio: el ser vivo puede ser la fuente de sus cambios, pero no los instruye o
determina; eso lo hace la propia estructura interna del medio. (El ser humano puede impulsar cambios
en el medio social, pero lo que efectivamente ocurrirá en ese medio depende del potencial estructural
de ese medio). Todo este proceso, tan crucial, se da de la misma manera si el medio es inerte o está
formado por otros seres vivos. Teniendo presente este mecanismo básico a 4 través del cual opera el
proceso de cambios, podemos hablar de dos dominios o ámbitos en los cuales pueden operar las
perturbaciones. • Cambio de estado: cambios estructurales que puede sufrir una unidad sin que
cambie su organización, es decir, manteniendo su identidad. La unidad sigue siendo lo que es. •
Cambios destructivos: las perturbaciones gatillan cambios estructurales que provocan cambio en la
organización. En este caso, la unidad deja de ser lo que era. Mientras una unidad no entre en
interacción destructiva con su medio, nosotros como observadores veremos que entre esa unidad y
su medio existe compatibilidad. Mientras esa compatibilidad sede, medio y unidad actúan como fuente
de mutuas perturbaciones gatillándose mutuamente cambios de estado: este proceso lo designamos
como acoplamiento estructural. Cuando las perturbaciones producen cambios destructivos dicho
acoplamiento llega a su fin. Todo lo dicho es válido para cualquier sistema. Veamos ahora que es lo
propio de los seres vivos. Lo propio de los seres vivos es que el acoplamiento estructural se realiza en
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