INFORME GENERAL Centro Nacional de Memoria Histórica
políticas y sindicales de carácter legal. El hecho de que muchos militantes del Partido Comunista y otros activistas de izquierda se sumaran a la Unión Patriótica, despertaba toda suerte de desconfianzas en las élites locales, e incluso acusaciones por supuestas ambigüedades frente a la opción armada.
En ese sentido, la fórmula de“ combinar todas las formas de lucha” parecía darles la razón a los escépticos y opositores de la política de Betancur, al tiempo que era presentada como una justificación para crear grupos paramilitares, pues los poderes locales y regionales consideraban que el Estado central los estaba dejando abandonados frente a la amenaza guerrillera al negociar con las cúpulas nacionales de la insurgencia sin contar con ellos. 75 En regiones como el Magdalena medio, los paramilitares se aliaron con las élites regionales para contener los reales o posibles efectos democratizadores de las negociaciones entre el Gobierno central y las guerrillas. 76
Esta desconfianza de las élites locales y regionales se vio reforzada por el sabotaje y el desafío abierto de algunos sectores del Ejército y la Policía 77 que reaccionaban a los intentos del Gobierno nacional de limitar su autonomía en el manejo del orden público. A esto se sumó el desprestigio de la represión oficial del Gobierno anterior, que condujo a un cambio en la estrategia contrainsurgente materializada en la convergencia de intereses de las oposiciones institucionales y sociales frente a la política de paz. Ese cambio consistió en promover la conformación de grupos de autodefensa amparados en la Ley 48 de 1968, una iniciativa que abrió las puertas a la privatización de la lucha contrainsurgente y a la autonomía clandestina 78 de sectores radicales de las Fuerzas Armadas. Se concretaba así el giro radical en la lucha contrainsurgente que desde el Frente
75. Véanse: Socorro Ramírez y Luis Alberto Restrepo, Actores en conflicto por la paz: el proceso de paz durante el gobierno de Belisario Betancur( 1982-1986)( Bogotá: cinep, 1988); Mauricio Romero, Paramilitares y autodefensas, 1982-2003( Bogotá: iepri, 2003). 76. Mauricio Romero, Paramilitares y autodefensas, 1982-2003. 77. Véase Ramírez y Restrepo, Actores en conflicto por la paz. 78. Dávila, El juego del poder, 153-163.
Titular de prensa, inicio del proceso de paz con las farc en 1984. El Espectador
Nacional se había desarrollado mediante la acción directa del Estado, reforzada con los Estados de Sitio.
Esta oposición social de las élites regionales concurre con la oposición institucional de los militares para apuntalar el origen y expansión de los grupos de autodefensa que luego van a mutar en paramilitares. Esta concurrencia de intereses tuvo como trasfondo histórico una particular relación de los militares con las élites regionales, basada en el apoyo logístico, económico y político en muchas de sus ofensivas contrainsurgentes o en su implantación territorial en las periferias, dada la precariedad de recursos del Estado para financiar la guerra. A esto se había
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