¡BASTA YA! COLOMBIA: MEMORIAS DE GUERRA Y DIGNIDAD | Page 136

Los orígenes, las dinámicas y el crecimiento del conflicto armado
Valle del Cauca. Frente a la reacción del Ejército, los guerrilleros de ese grupo sufrieron duros reveses. 72
Tal avance guerrillero fue posible, en cierto modo, por el debilitamiento de las posturas más moderadas dentro de los movimientos sociales y los partidos de izquierda debido a la dureza de la represión oficial. Así se motivó un tránsito hacia la lucha armada de parte de la militancia política, agobiada por la persecución y cada vez más persuadida de que las vías de hecho eran la única opción. La represión oficial también alteró las relaciones históricas entre el Partido Comunista y las farc: estas se militarizaron aún más y tomaron distancia del grupo que las había promovido.
2.2. Expansión guerrillera, políticas de paz y eclosión paramilitar( 1982-1996)
La simultaneidad entre la propuesta de paz del presidente Belisario Betancur( 1982-1986) y la opción militarista de las farc llevó a una mayor polarización política y social del país durante los años ochenta. En el contexto de la política de protección de los Derechos Humanos impulsada por el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter( 1977-1981), la administración de Betancur optó por dialogar y empezar un proceso de paz con las guerrillas, 73 acompañado del otorgamiento de amnistías para los delitos políticos de sedición y asonada. 74 Con ello, se marcaba
72. Daniel Pécaut, Crónicas de dos décadas de política colombiana. 73. El Gobierno de Betancur, representado por la Comisión de Paz, Diálogo y Verificación, suscribió con el Secretariado de las farc los Acuerdos de La Uribe( 28 de marzo de 1984) y convino el llamado Diálogo Nacional con el m-19, el epl y con el movimiento de Auto Defensa Obrera − ado. 74. En el marco de la Ley 35 de 1982, estos eran beneficios para el restablecimiento y la preservación de la paz. Con el fin de afianzar la paz nacional, en La Uribe( departamento del Meta) se pactó una tregua bilateral a partir del 28 de mayo de 1984, prorrogada indefinidamente en 1986. Las farc se comprometieron a terminar con las prácticas de secuestro y extorsión, y el Gobierno a garantizar el monopolio de las“ fuerzas institucionales del Estado” en el restablecimiento del orden público. Además, se acordó una ruta que incluyó la autorización y las garantías para formar un partido legal, la Unión un importante giro en la política oficial frente al tratamiento del orden público y al reconocimiento político de los alzados en armadas. Este experimento encontró toda suerte de resistencias sociales e institucionales entre los mandos militares, la mayoría de los gremios económicos y buena parte del establecimiento político nacional, pero también entre las élites regionales que percibían como una amenaza el avance electoral de la izquierda y el asedio guerrillero que se manifestaba en las extorsiones y los secuestros.
La atmósfera social y política, reticente a los diálogos con las diferentes organizaciones guerrilleras, se vio afectada por la consolidación política de la Unión Patriótica − up −, que representaba un mecanismo acordado de inserción de guerrilleros de las farc en el mundo político legal, al lado de algunos simpatizantes de la izquierda democrática. Así se pretendía darle cauce a la propuesta de paz de Betancur. La dinámica expansiva del nuevo movimiento político tuvo como respuesta una profunda desconfianza de las élites locales y regionales, que sentían menoscabados sus intereses políticos con la nueva fuerza en ascenso. Los militares, por su parte, interpretaron en la up la materialización de la estrategia de la guerrilla de combinar todas las formas de lucha para la toma del poder.
De otra parte, las farc, en su VII Conferencia, realizada en 1982, habían decidido pasar de ser una guerrilla defensiva a convertirse en una ofensiva, en un contexto endurecido por el Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala, y en un entorno internacional marcado por el triunfo de los sandinistas en Nicaragua en 1979. Esta redefinición de la estrategia de las farc significó una expansión hacia nuevas regiones, cercanas a sus zonas históricas, donde el Partido Comunista desarrollaba acciones
Patriótica, up, integrado por líderes de las farc y aliados de diversos sectores; entre ellos, miembros del Partido Comunista y líderes de sectores liberales e independientes. El desmonte de la guerrilla se previó en forma gradual y al paso de la apertura democrática, que incluía la elección popular de alcaldes;“ la aplicación de una política de reforma agraria en reconocimiento a que los problemas de la tierra están presentes en los actuales conflictos sociales”, y la facilitación y el fortalecimiento de las organizaciones sindicales, campesinas e indígenas, entre otros aspectos.
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