¡BASTA YA! COLOMBIA: MEMORIAS DE GUERRA Y DIGNIDAD | Page 130

Los orígenes, las dinámicas y el crecimiento del conflicto armado
terratenientes, gremios económicos y el Estado; 53 a ello se sumó la radicalización política de la propia anuc, impulsada por la dinámica del proceso y por la creciente influencia de distintas facciones de la izquierda política en el movimiento campesino. 54 La intensificación de las tomas masivas de tierras reivindicadas como recuperaciones tuvo su reverso en la reacción de los terratenientes que las calificaban como invasiones. La radicalización creciente de la dirigencia del movimiento llevó rápidamente a su distanciamiento de la política oficial del Gobierno. En muchas ocasiones, también se manifestó en la adopción de un lenguaje revolucionario. El Mandato Campesino se tornó en un documento soporte para la toma del poder. 55
El impulso reformista de Lleras Restrepo se frenó con la crisis de legitimidad del Gobierno conservador de Misael Pastrana Borrero( 1970- 1974). Esta crisis se produjo por las dudas que sembró su triunfo electoral, interpretado por un sector de la anapo como la expresión límite del cierre del sistema político y la justificación de la lucha armada como opción. Este sector acabó siendo expulsado de la anapo, y dio origen a la anapo socialista. Posteriormente bajo el liderazgo de Andrés Almarales,
Reporte en prensa sobre el robo de la espada de Simón Bolívar por el M-19. Enero 19 de 1974. El Espectador
La importancia de la anuc para el campesinado se describe en el siguiente testimonio, recogido por el gmh en el informe La tierra en disputa:“[ La anuc ] transformó la mentalidad de muchos campesinos; se convirtió en un instrumento de lucha que de sirvientes de los ricos pasamos a ser propietarios de la tierra. La Asociación de Usuarios nos unió en base de unos lineamientos políticos‘ tierra pal’ que la trabaja’”. 51
El empoderamiento social y político de la anuc aceleró el ritmo de la reforma, 52 lo que agudizó las tensiones sociales entre campesinos,
51. gmh, La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa Caribe, 1960-2010( Bogotá: Taurus / Semana, 2010), 2012. 52. En los departamentos de Córdoba, Sucre y Bolívar, el incora adjudicó 159.246 hectáreas entre 1961 y 1975; la mayoría de ellas entre 1970 y 1973, cuando el movimiento campesino irrumpió y se radicalizó con los procesos de apropiación de tierras. En: gmh, La tierra en disputa, 403-405. 53. Los anuncios de la administración Lleras de expropiar más de diez mil hectáreas generaron fuertes críticas de los gremios económicos. Véase: Daniel Pécaut, Crónicas de dos décadas de política colombiana. 54. Los campesinos pedían abandonar la negociación amable con los propietarios y la concentración del Gobierno en el reparto de baldíos, para priorizar la expropiación de tierras, sin indemnización para el caso de los latifundios improductivos o con pago de mejoras, en los casos que estuvieran bien cultivadas. 55. Con respecto a la relación del movimiento campesino con los grupos de izquierda, el analista León Zamosc( 1987) reconoce la importancia de sus aportes para la evolución de la organización, pero también señala la influencia negativa, por una parte, del sistema de dominación clientelista que imponía dogmáticamente criterios verticales de conducción, y, por otra, del vanguardismo a ultranza que imponía su voluntarismo sin tener en cuenta las condiciones particulares de la población. Ambas escuelas tienen en común la concepción del pueblo como un elemento pasivo, capitalizable para sus objetivos, que llevaba a la manipulación autoritaria de sus reivindicaciones. Por eso, concluye Zamosc, no fue extraño que las masas se alejaran de sus dirigentes y se resistieran a su manipulación.
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