El lejano oriente invade
En cuanto a la presencia de las
marcas no tradicionales, ni estadounidenses ni europeas, las del Lejano
Oriente, en Venezuela, los hermanos
de apellido Bilbao, de origen cubano,
establecen conversaciones con Toyota,
iniciando así hacia finales de los años
50, la distribución de esos vehículos
en Caracas [Bello Monte].
La escasa experiencia en la rama
automotriz los llevó a vender la franquicia a los empresarios Carlos Siso
Paván y Alfredo Behrens, quienes suscriben convenio con la firma Toyota
Motor Company de Japón, para continuar la importación y distribución en
Venezuela de los modelos Toyota Land
Cruiser FJ-40 techo de lona. Para tal
propósito, el 1 de diciembre de 1957
fue fundada la empresa Tocars.
En 1963, por decreto presidencial,
se prohibe la importación de vehículos,
lo que obliga a Tocars a contratar los
servicios de la empresa Ensamblaje
Superior ubicada en la Avenida Sucre
de Catia, Caracas, para ensamblar los
vehículos FJ-40 techo de lona y FJ-45
pick-up, bajo la supervisión directa de
Tocars, convirtiéndose así en la primera planta de ensamblaje Toyota en
ultramar.
De los años cuarenta
En 1940 el parque automotriz
mundial se distribuía: América del
Sur: 2.309.100 automotores, Estados
Unidos 30.294.000, Europa 9.436.293,
Asia 1.200.000, Africa 692.000 para
totalizar 44.629.000 unidades en circulación, cifra aumentada a 68.695.200
a finales de 1951, siendo entonces la
distribución: América del Sur:
4.320.321, Estados Unidos 84.057.000,
Europa 12.255.000, Asia 1.191.000,
Oceanía 1.831.000, Africa 1.191.633.
La Inspectoría General de Tránsito dispuso en 1952 el rayado de la
vialidad. También, que los taxis llevaran como distintivo cuadritos amarillos y negros pintados a todo el
alrededor de la carrocería, medida
controvertida aunque contribuiría a
ofrecer mayor confianza a los usuarios
de carros libres.
En cuanto a la señalización vial,
no todo el mundo lo justificó a pesar
de que acabaría con una plaza O?leary
[El Silencio] verdadero laberinto a falta de indicaciones por donde circular
ordenadamente.
Venezuela era en 1951, el tercer
importador latinoamericano de camiones. 4.565 unidades fueron embarcadas
en puertos norteamericanos hacia nuestro país contra 16.000 despachos hacia
Argentina y 14.220 para Brasil.
La Creole Petroleum Corporation
producía en Venezuela 814.073 barriles diarios, Royal Dutch Shell de Venezuela 571.000 y Mene Grande Oil
Company 258.000, para totalizar
1.911.692 b/d de crudo. En occidente
éramos la gran potencia productora y
exportadora de crudo. Cauchos General, con planta de fabricación en Chacao instalada en 1948, disponía de
capacidad para suplir 600 mil neumáticos al año.
El primer control de altura de
carga instalado en el país fue situado
en la alcabala de Mamera, a la salida
de Antímano, para evitar que excedieran los 3.50 metros. José Yoris, Julio
Pacheco Ramella y Rafael E. Fuentes,
autoridades de tránsito de la época,
asistieron a la puesta en servicio del
sistema llamado Gabarito.
Aquel mismo año 1951, el gobierno destinó 30 millones de bolívares
para las obras de la avenida Bolívar de
Caracas y la prensa se hacía eco del
ritmo acelerado que llevaba la construcción de la autopista Caracas-La
Guaira, valorada en 31 millones de
dólares [3.35 bolívares por dólar].
Escribió Rafael Seijas Cook -el
arquitecto poeta-, a propósito de lo que
para el momento aún era el trazado y
obras inconclusas en varios tramos de
la autopista Caracas-La Guaira: «El
ojo del avión otea en una enorme cicatriz del Ávila, latigazo de Catia a Maiquetía. Saltos de gacela, sus audaces
viaductos esqueléticos, nervados, radiografía viva del esfuerzo, cargas y
resistencias sustanciadas por el novísimo sistema de concreto armado».
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