Automóviles y Caminos 2009 | Page 96

mulo Betancourt para desempeñarse como Gobernador del Distrito Federal. Durante el tiempo que estuvo en el despacho, utilizó la limusina Cadillac 1956 color negro comprada durante la administración de un predecesor del gobernador Machado, el comandante Guillermo Pacaníns, quien dejó el cargo en 1958 tras siete años de gestión. En 1954 apareció el Mercedes 300SL, el primer modelo en contar con motor de cuatro tiempos con inyección de combustible controlado mecánicamente, de la marca Bosch con una bomba de seis émbolos. Fue el primero en adelantar la tecnología de inyección que se masificará a futuro. De por sí una curiosidad desde que era un deportivo nuevo, el de suyo emblemático 300SL de 1954, introdujo las puertas tipo alas de gaviota, recurso al que pocos han recurrido, entre estos el retador De Lorean 1981, en la versión que posee en Caracas Luis La Rosa. Asdrúbal Fuenmayor considera que parte de la producción del Ala de Gaviota llegó a Venezuela. El presidente Marcos Pérez Jiménez se aficionó a estos carros usados en competencias por grandes como Juan Manuel Fangio, quien condujo no sólo el suyo, sino también el del Presidente de la República, quien convencido de que era un gran piloto, se llevó a Fangio de copiloto. Hombre excepcionalmente discreto y muy modesto, el chico de Balccarse, único cinco veces campeón mundial cuando competir era deporte antes que negocio lucrativo, nada comentó jamás acerca de aquella experiencia a la venezolana. Así como el primer Ala de Gaviota fue el que le regalaron al general Pérez Jiménez, el segundo vehículo de este tipo lo trajo Pancho Pepe Cróquer y con él fue a correr a las 12 horas de Sebring. A Solís Martínez le contó a su regreso un amigo que en esa pista el Ala de Gaviota parecía un camión ante los otros carros. Se retiró cuando lo pasó un pequeño Renault dejándolo casi parado. 96 De tantos 300SL, aseguran que sólo tres permanecen en el país de donde muchos coches de prestigio o historia han salido para ser vendidos en el mercado internacional donde los autos han alcanzado precios inusitados. Uno de los que aún circula en perfectas condiciones, con el añadido de aire acondicionado, pertenece al coleccionista Antonio Valbuena. Lo exhibe con frecuencia pues le agrada compartir con la gente al darle acceso a tesoros como ese bólido plateado que parece nuevo. Renny Ottolina y Gustavo Zingg utilizaban en Caracas sus Mercedes 600 comprados en Alemania. Otro particular que trajo una tercera de esas limusinas, no pudo disfrutarla pues la confiscaron en la aduana, pasando a la Gobernación del Distrito Federal como vehículo oficial del Gobernador de Caracas. La utilizó el periodista Guillermo Alvarez Bajares mientras condujo ese despacho en los años setenta. Saab [Suecia] y la BMW [Alemania] se dedicaron a la producción de motores y aviones de combate sin perder la fórmula y capacidad para hacer magníficos automóviles, retomadas al término de la guerra. La sueca Volvo también ha estado presente en Venezuela. En los cincuenta y sesenta se vendió bien la versión clásica PV444, Amazon 210 e incluso la ranchera 445 Duett. Otro Volvo también coupé, el P1800 de líneas deportivas simpáticas, llegó a Venezuela en poca cantidad. Lo tuvo José Antonio Olavarría, quien se lo vende a Isaías Medina Felizola. Lo recuerda como su primer carro propio. El modelo Dauphine de la Renault lo presentaron en la Exposición de Autos celebrada en Suiza el año 1956. Llegó a ser tan popular en Venezuela que El Automóvil de Francia, agente local de Renault, vendió centenas en el local que ocupaba en el edificio Las Fundaciones, recién construido por Eugenio Mendoza en la avenida Andrés Bello, creación del arquitecto Diego Carbonell. El Dauphine constituyó algo diferente de los estilos anteriores siendo las rejillas verticales delante de las ruedas traseras, por las cuales penetraba el aire para enfriar el motor, que se halla en la parte de atrás, el único distintivo conservado de sus antepasados. La fuerza motriz del Dauphine superó al Renault 4CV. Victoria Buades sacó buen provecho del Dauphine que compró nuevo utilizado los fines de semana para recorrer Caracas y alrededores que ofrecían muchísimos parajes todavía no intervenidos por la urbanización. Así los recuerda uno de los hijos del fotógrafo de la revista Elite, Tony Rodríguez, arquitecto Ricardo Rodríguez Buades, quien al menor descuido del tío, después de lavarle el Chevrolet Bel Air 1958, a la chita callando salía a darle la vuelta a la vecina placita de Las Delicias de Sabana Grande su mayor atrevimiento, por suerte sin consecuencias. Otro francés que corrió con suerte entre nosotros fue la marca Citröen. La adoptó la Guardia Nacional a cargo de la vigilancia de la circulación por la autopista hacia La Guaira así como para la vigilancia de carreteras durante el gobierno de Pérez Jiménez, cuando también los fiscales de tránsito dispusieron de sedanes Fiat. Pocos Citröen como aquellos en la versión clásica D11, subsisten entre coleccionistas y amantes locales de la vieja y reconocida marca que a principios de los años sesenta introduce en la industria automotriz de las más fantásticas innovaciones tecnológicas: la serie DS. Carlos López se llamaba el circunspecto chofer profesional nacido y criado en Chacao, que tuvo el privilegio de conducir en Venezuela como en Europa, uno de los dos únicos Maybach que llegaron al país antes de 1930, en particular aquella gran limusina representativa de lo último de la tecnología y elegancia automotriz alemana de la preguerra.